Irrigantes endodónticos
Objetivo de la irrigación
– Limpieza o arrastre físico de trozos de pulpa, sangre líquida o coagulada, virutas de dentina, plasma, exudados, restos alimenticios etc, con el fin de evitar el taponamiento del conducto.
– Acción detergente y de lavado por la formación de espuma y burbujas de oxígeno de los medicamentos usados.
– Acción antiséptica o desinfectante, y lubricante propia de los fármacos empleados.
– Acción blanqueante, debido a la presencia de oxígeno liberado.
Características de un irrigante ideal
– bactericida y/o bacteriostático,
– no debe lesionar los tejidos periapicales,
– poco citotóxicos,
– solvente de tejidos o de residuos orgánicos e inorgánicos
– baja tensión superficial
– lubricante, de fácil aplicación, acción rápida y sostenida, entre otras.
Sustancias irrigadoras
– agua oxigenada
– enzimas
– antimicrobianos
– solución salina
– anestesia
Solución salina
Líquido irrigador que minimiza la irritación y la inflamación de los tejidos.
En concentración isotónica, la solución salina no produce daños conocidos en el tejido y se ha demostrado que expele los detritos de los conductos con tanta eficacia como el hipoclorito de sodio.
Esta solución es susceptible de contaminarse con materiales biológicos extraños por una manipulación incorrecta antes, durante y después de utilizarla.
La irrigación con solución salina sacrifica la destrucción química de la materia microbiológica y la disolución de los tejidos mecánicamente inaccesibles.
La solución salina isotónica es demasiado débil para limpiar los conductos concienzudamente.
Ésta tiene poco o ningún efecto químico y depende solamente de su acción mecánica, para remover materiales del conducto radicular.
Anestesia
Estas sustancias químicamente inactivas no han mostrado ser eficaces en la remoción eficiente de detritos, bacterias, y por el contrario contribuyen a la formación de barrillo dentinario posiblemente contaminado.
De igual manera, aparte de una acción de lavado, no ofrece ningún beneficio durante la irrigación, aunque por medio de la acción hipotónica de estas soluciones, pueden eliminar bacterias sin paredes celulares, sin embargo, las bacterias encontradas en los conductos radiculares típicamente tienen paredes celulares.
La solución anestésica puede ser utilizada para controlar el sangrado profuso.
Soluciones químicamente activas con peróxido de hidrógeno
Es un ácido débil, con propiedades desinfectantes.
En endodoncia generalmente se utiliza al 3%.
Su mecanismo de acción se debe a la efervescencia que produce, ya que la liberación de oxígeno destruye los microorganismos anaerobios estrictos, y el burbujeo de la solución cuando entra en contacto con los tejidos y ciertas sustancias químicas, expulsa restos tisulares fuera del conducto.
Su mejor efecto antibacterial lo demuestra en concentraciones 1/10, muestra habilidad en el desalojo de tejido pulpar necrótico y detritos dentinales cuando la solución se deja en contacto íntimo con las paredes del conducto radicular.
Presenta un efecto antibacterial y antimicrobiano debido a su acción oxidativa
En combinación con el hipoclorito de sodio, producen la disolución de algunos tejidos y la destrucción bacteriana.
Enzimas
Llamadas también fármacos proteolíticos o fibrinolíticos, son enzimas de diversos orígenes, que tienen la acción farmacológica común de favorecer la eliminación de los exudados purulentos, disminuir la viscosidad de los edemas, facilitar la llegada de los antibióticos y mejorar la evolución del transtorno inflamatorio.
Las más conocidas son: la tripsina y quimiotripsina, las cuales aceleran la cicatrización por lisis de los tejidos necrosados, al mismo tiempo que respetan los vivos, estreptoquinasa y estreptodornasa (fibrinolítico).
Ácidos
Muchos ácidos han sido empleados durante la irrigación de los conductos radiculares como son:
– A. Sulfúrico al 40%
– A. Fosfórico y láctico al 50%
– A. Clorhídrico al 30%
– El más utilizado y estudiado ha sido el ácido cítrico en concentraciones de 6-50%.
Algunos estudios han demostrado propiedades antimicrobianas del ácido cítrico en concentraciones de 0.5,1 y 2 M, especialmente contra anaerobios facultativos y obligados.
La principal desventaja de esta solución es su bajo pH, por lo que lo hace biológicamente menos aceptable que su análogo: el EDTA.
El ácido cítrico es efectivo en la remoción del barro dentinario en concentraciones de 10, 25 y 50%.
Aunque demuestra efectividad antibacterial, no justifica su uso como irrigante solamente durante la preparación químico-mecánica.
Éste puede ser utilizado en combinación con el hipoclorito de sodio, ya que puede resultar en la eliminación de microorganismos y al mismo tiempo en la disolución de remanente orgánico y del barro dentinario
pero el EDTA lo supera en estos casos, al ser una sustancia más biocompatible y de comparable acción.
Agentes antimicrobianos
– Clorhexidina
Como irrigante endodóntico es utilizado al 0.12% o 2%, demostrando propiedades antibacterianas como el hipoclorito de sodio, pero a diferencia de éste, continúa su liberación por un período de 48 a 72 horas posterior a la instrumentación.
Si es utilizado al 0.2% causa mínima toxicidad al tejido, sin embargo éste no disuelve el tejido pulpar.
Aunque su prolongada presencia dentro de un conducto puede ayudar a la acción antibacterial.
Sus excelentes propiedades antibacterianas indican que puede ser un buen sustituto en pacientes alérgicos al hipoclorito de sodio, y en adición en dientes con ápices muy abiertos.
La irrigación en tales dientes con hipoclorito de sodio puede generarse una extrusión de la solución más allá del ápice y causar una inflamación periapical excesiva; que en similares condiciones, la clorhexidina puede ser inocua.
Debido a que la clorhexidina carece de efecto disolvente de tejido, es posible combinarla con quelantes u otras soluciones irrigadoras, como el hipoclorito de sodio, ya que se puede favorecer: la acción antimicrobiana, la disolución de tejido, y una solución menos tóxica.