Actitud del alumno

Resulta muy importante considerar la actitud de los alumnos hacia la asignatura y hacia el profesor. En la mayoría de los casos esta actitud es positiva y constituye un factor de éxito del proceso de formación.

La actitud depende de factores entre los que cabe señalar el saber-hacer del profesor y el tipo de programa de formación. Es posible que la actitud sea más favorable en aquellos programas que el alumno hace por iniciativa personal (doctorado, perfeccionamiento directivo, escuela de verano, asignatura optativa o diplomatura, programa en la propia empresa solicitado por los empleados, etc.).

Actitudes positivas 

El alumno con actitud positiva se caracteriza por:

  • Estar abierto a nuevos conocimientos.
  • Necesitar aprender y ser consciente de ello.
  • Tener «buena química» con el profesor.
  • Tener «buena química» con el grupo.
  • Seguir, más o menos, al pie de la letra todas las propuestas del profesor.

Este tipo de alumno es fácilmente identificable en clase ya que si se le observa puede percibirse que escucha muy atentamente las explicaciones y asiente de forma continuada con gestos y mirada las afirmaciones hechas por el profesor.

Actitudes negativas

El alumno con actitud negativa se distinguirá por lo opuesto de las características anteriores. Durante las explicaciones del profesor:

  • Muestra claramente su desinterés por lo que se dice en clase, dando a entender que ya lo sabe todo o, simplemente, que no considera útil el programa.
  • Menosprecia al profesor y su labor.
  • Juega con el bolígrafo.
  • Escribe sin parar y sin escuchar lo que dice el profesor.
  • Lee el programa de la sesión a mitad de la misma o el periódico.
  • Habla con sus compañeros.
  • Bosteza mucho y sin ocultarlo.
  • Exige más al profesor de lo que él se exige a sí mismo, como alumno. Cree que por el hecho de haber pagado la matrícula del programa ya no tiene ninguna obligación más. Fuente: Libro Aprender a enseñar de Oriol Amat