Protege tu piel del frío
Gruesos abrigos para el cuerpo, tupidas medias para las piernas y guantes de lana para nuestras manos, pero… ¿qué ocurre con nuestra cara? En verano, nos preocupamos de que esta parte tan delicada esté cuidada con un factor de protección solar adecuado. Sin embargo, todo lo que hemos invertido en preservar nuestra piel durante los meses de calor se pierde si en la época del año que más nos necesita nos olvidamos de ella.
Las bajas temperaturas, el viento o la sequedad ambiental influyen negativamente en nuestro rostro, que demanda toda nuestra atención. Atenta a estos consejos para mantener una piel envidiable independientemente de las condiciones climatológicas.
Pautas para cuidar la piel
– Cuida tu alimentación. Es esenciar para tener una piel sana y espléndida. Aumenta las dosis de frutas y verduras, consume más pescado azul (ya que contiene las grasas más beneficiosas para la piel), incrementa la ingesta de productos que contengan antioxidantes (té blanco, salvado de avena…) y zinc, mineral que actúa muy positivamente en el aspecto de la piel (pipas de girasol o semillas de sésamo).
– Bebe dos litros de agua al día. Sabemos que en invierno cuesta más, pero sigue siendo vital para mantener una hidratación óptima en la piel del rostro. Un truco: aunque no bebas esta cantidad, aumenta el consumo de comidas que contengan agua, como los caldos o las sopas.
– Mantén tu piel limpia. Emplea agua tibia para realizar la limpieza, un jabón neutro y, dos veces a la semana, un gel exfoliante. De esta forma, ayudarás a que actúe la crema que aplicarás posteriormente y conseguirás una mejor hidratación.
– Utiliza una crema hidratante con protección. Sí, también en invierno. Esta protección no sólo disminuye el efecto nocivo de los rayos UVA, sino también el de la polución, la contaminación y las agresiones externas, como las temperaturas heladoras o la sequedad de los ambientes con calefacción. Compra, al menos, un factor 15 y escoge una crema acorde a las necesidades y características de tu piel.
– Cuidado con las zonas más sensibles. Los labios o el contorno de los ojos necesitan productos adecuados para evitar que se deterioren. Las grietas o la sequedad son algunos de los síntomas, que pueden paliarse con cremas específicas y bálsamos protectores.