Diabetes tipo 1

Introducción

En la diabetes tipo 1, el páncreas no produce insulina. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa penetre en las células para suministrarles energía. Sin la insulina, hay un exceso de glucosa que permanece en la sangre. Con el tiempo, los altos niveles de glucosa en la sangre pueden causarle problemas serios en el corazón, los ojos, los riñones, los nervios, las encías y los dientes.

Causas

La diabetes tipo 1 puede ocurrir a cualquier edad, pero se diagnostica con mayor frecuencia en niños, adolescentes o adultos jóvenes. La insulina es una hormona producida por células especiales, llamadas beta, en el páncreas, un órgano localizado en el área por detrás del estómago. La insulina se necesita para movilizar el azúcar de la sangre (glucosa) hasta las células, donde se almacena y se utiliza después para obtener energía. En la diabetes tipo 1, estas células producen poca o ninguna insulina.

Sin la insulina suficiente, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo en lugar de entrar en las células y el cuerpo es incapaz de usarla para obtener energía. Esto lleva a los síntomas de diabetes tipo 1.

La causa exacta de este tipo de diabetes se desconoce, pero la más probable es un trastorno autoinmunitario. Una infección o algún otro desencadenante provoca que el cuerpo ataque por error las células productoras de insulina del páncreas. Este tipo de trastorno se puede transmitir de padres a hijos.

Complicaciones relacionadas con la diabetes tipo 1 

La diabetes tipo I se presenta sobre todo en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Esto es a consecuencia de que el organismo no produce insulina todos los días. Las personas que tienen diabetes tipo I también de vez en cuando sufren de hipoglucemia o hiperglucemia, y en casos extremos de cetoacidosis.

Hipoglucemia, o la baja presencia de azúcar en la sangre, es un factor predominante en las personas con diabetes. Algunos de los síntomas de la hipoglucemia son: temblores, mareos, sudoraciones, dolores de cabeza, palidez, cambios repentinos en estados de ánimo, entre otros.

Hiperglucemia, o la alta presencia de azúcar en la sangre, también es un factor predominante en las personas que tienen diabetes y deberá mantenerse controlada. Algunos síntomas incluyen aumento de sed, aumento de hambre, respiración acelerada, náusea o vómito, visión borrosa y resequedad de la boca.

Cetoacidosis es la acumulación de cetonas en la sangre y se debe a la falta de insulina en el organismo. Suele sólo afectar a personas con diabetes tipo I, y es raro en personas con diabetes tipo II. La cetoacidosis es una complicación muy grave para la cual se deberá buscar asistencia médica inmediata. Entre los síntomas están: exceso de orina, exceso de sed, aliento frutado, respiración acelerada, náusea o vómito, cansancio y desorientación.

Síntomas

Los síntomas pueden incluir:

– Mucha sed
– Orinar frecuentemente
– Sentir mucha hambre o cansancio
– Pérdida de peso espontáneamente
– Presencia de llagas que tardan en sanar
– Piel seca y picazón
– Pérdida de la sensación u hormigueo en los pies
– Vista borrosa

Pruebas y exámenes complementarios

La diabetes se diagnostica con los siguientes exámenes de sangre:

– Nivel de glucemia en ayunas: la diabetes se diagnostica si es superior a 126 mg/dL en dos ocasiones.
– Nivel de glucemia aleatoria (sin ayunar): usted puede tener diabetes si es superior a 200 mg/dL y tiene síntomas como aumento de la sed, de la micción y fatiga (esto se debe confirmar con examen en ayunas).
– Prueba de tolerancia a la glucosa oral: la diabetes se diagnostica si el nivel de glucosa es superior a 200 mg/dL después de dos horas.
– Examen de hemoglobina A1c:

Normal: menos de 5.7%
Prediabetes: entre 5.7% y 6.4%
Diabetes: 6.5% o superior

Tratamiento

Para las personas que viven con diabetes es importante seguir un plan de alimentación adecuado a sus necesidades, realizar ejercicio con regularidad, controlar la presión arterial así como el colesterol.

Es necesario mantener el nivel de glucosa en la sangre lo más cerca posible a niveles normales, o niveles no-diabéticos. Esto podría prevenir o posponer las complicaciones relacionadas a la vista, pies, riñones, dientes, sistema cardiovascular, o sistema nervioso. Existen varias opciones que pueden ayudarte a lograr esta meta, entre ellas están dietas, insulina, bombas de insulina o transplantes. Consulta a tu médico para ver cuál de estas opciones o que combinación es la que mejor se ajusta a tus necesidades.