Dinámica de las tarjetas
Esta técnica se puede utilizar únicamente cuando los miembros del grupo ya se conocen y se tienen confianza.
Se pide al grupo que forme un círculo y se reparten cinco tarjetas a cada uno de los integrantes. Se les indica a éstos que en cada una escriban un rasgo de sí mismos que los caracterice. No deben poner su nombre en ellas.
Después de un tiempo razonable (de 10 a 15 minutos), el coordinador les dice que va a pasar a recoger sólo tres de las cinco tarjeras escritas, les da las siguientes instrucciones: el leerá en voz alta una tarjera elegida al azar, alguno de los miembros del grupo dirá de quién cree que es esa tarjeta. La persona a que se refiera no debe decir sí o no, ni exteriorizar su estado de ánimo; sólo preguntará por qué se cree que es ella, a lo que se le debe responder; si es ella quien escribió la tarjeta, lo dice; si no, responderá: “Gracias, pero no soy yo”.
Otro miembro del grupo puede decir quién cree que es, y así sucesivamente lo dicen dos o tres personas más, ya sea que se adivine o no. Se hace los mismo con otra de las tarjetas, hasta lograr que todos los miembros, o una gran parte del grupo, sean reconocidos.
Después se hace la reflexión en común. Con esta técnica se logran varios objetivos: que los participantes en el grupo vean cuán difícil es encontrar cinco características propias; que se den cuenta de su capacidad de conocer a los compañeros; que adviertan su interés por los otros, etc. Al mismo tiempo, reciben una retroalimentación que les permite advertir cómo los perciben los demás.
Al terminar, se hacen los comentarios que el grupo desee sobre la experiencia vivida y se evalúa la técnica.