Pliegues y plegamientos
Pliegues y plegamientos, en geología, curvaturas en rocas o en los estratos que las contienen. La mayoría de las rocas estratificadas visibles en ríos, canteras o costas eran, en su origen, sedimentos depositados en capas o lechos horizontales o próximos a la horizontalidad. Sin embargo, cuando hoy los observamos no sólo están solidificados, sino que suelen estar inclinados en una u otra dirección. En ocasiones, cuando los estratos afloran a la superficie se puede ver cómo suben hasta un arco o descienden hacia un seno.
Al sufrir presión las rocas se pliegan o sufren un plegamiento, denominándose a cada unidad de plegamiento pliegue. Los pliegues superiores con forma abovedada se llaman anticlinales y tienen una cresta y dos ramas inclinadas que descienden hacia senos contiguos, donde pueden formarse los pliegues inversos en forma de cuenco, o sinclinales. Los monoclinales tienen una rama inclinada y otra horizontal, mientras que las de los isoclinales se hunden en la misma dirección y el mismo ángulo. Los periclinales son pliegues como cuencas o cúpulas. Los pliegues se miden en términos de longitud de onda y altura. Pueden ser microscópicos o tener longitudes de kilómetros.
Un pliegue aislado es una ondulación definida por la curvatura máxima de los estratos. La charnela es la línea que une los puntos de máximo plegamiento en cada capa. El plano axial reúne estas líneas definidas en sucesivas capas. El eje es cualquier línea del lecho paralela a la línea de ondulación. Cuando el eje se inclina desde la horizontalidad se dice que se sumerge. En los pliegues erguidos, los planos axiales son verticales, mientras que en los reclinados se inclinan o buzan y son subhorizontales. En estos últimos, el flanco superior puede desprenderse empujando al inferior y forman una estructura conocida como manto, común en los Alpes o en los Pirineos.
El espesor de un lecho medido en el plano perpendicular a la superficie de estratificación se mantiene constante alrededor de un pliegue paralelo. Este grosor normal varía junto a un pliegue similar y es constante en direcciones paralelas a las superficies axiales. Las capas en un conjunto de pliegues paralelos pueden aparecer como arcos de circunferencia y, en este caso se dice que el plegamiento es concéntrico. Los pliegues similares y concéntricos tienen una simetría sencilla y fija. Algunos plegamientos, en especial los de rocas metamórficas muy alteradas se denominan ptigmáticos; son muy variables y tienen cambios en la forma o en la orientación de las ondulaciones o de las superficies axiales.
La mayoría de estos plegamientos responden a presiones sobre la corteza terrestre. Los rocas de la superficie son tan duras y quebradizas que parece improbable que se doblen de manera plástica durante una deformación, y menos que fluyan entre las grietas a la vez que se produce el plegamiento como ocurre en los plegamientos ptigmáticos. El calor es un factor importante en las profundidades del manto terrestre y puede convertir las rocas de friables a dúctiles.
La cantidad de tiempo en que las rocas están sometidas a tensión es también importante. La diferencia de comportamiento se puede explicar si se considera el ejemplo del alquitrán o chapote: al golpearlo con un martillo se rompe, pero con el efecto de la gravedad se desparrama. De igual forma, las rocas que sufren procesos de deformación rápida se fracturan y producen un terremoto, mientras que las mismas rocas se pliegan si se someten a tensiones largas y continuas.
El alabeo es otra forma en la que las rocas pueden plegarse. Consiste en una deformación suave de una gran extensión de la corteza terrestre. En este caso forman lechos paralelos los cuales tienden a mantener sus formas originales. El plegamiento también puede involucrar un proceso conocido como deslizamiento de flexión. Mientras que los lechos tienden a formar un anticlinal, las capas superiores se deslizan respecto a las inferiores; la superficie inferior de un alabeo de arenisca en un anticlinal se mueve hacia la cresta con relación a los lechos vecinos. Cuando están sometidos a fuerzas de cizalladura forman un conjunto de pliegues similares. Este mecanismo puede imaginarse como una línea trazada sobre una de las caras de un mazo de cartas. Si se presionan las cartas en el centro de un lateral del mazo, la línea tomará la forma de un anticlinal producido por la cizalla de cada carta con su vecina.