Ambiente en las técnicas de grupo
Una de las formas más simples y más efectivas de empezar a mejorar la actividad de un grupo consiste en mejorar la situación física en la cual se reúne. Cualquier grupo puede convencerse de la importancia que tiene el ambiente físico, introduciendo algunos cambios de menor cuantía en la ubicación de los asientos y en la forma de vestir, con el objeto de reducir el carácter formal del ambiente.
Por lo general, esto ejerce un efecto inmediato sobre la actividad del grupo. Con ello no se quiere significar que el ambiente físico pueda compensar los efectos de una estructura de poder no-democrática en un grupo. En tal caso, o sea cuando el grupo tenga un “liderazgo fuerte”, sean cuales fueren los cambios no podrá llegar a actuar por participación.
Los grupos tienen naturalmente una marcada sensibilidad para detectar motivos encubiertos en los líderes, y reaccionar con vehemencia contra tentativas de encubrir métodos autocráticos mediante una demostración de espontaneidad y recurriendo a formas y apariencias de un ambiente más liberal. En cambio, si los miembros del grupo o los líderes designados tratan sinceramente de mejorar el grupo, ciertos cambios en la conformación física del ambiente ayudarán en gran medida. Ejemplo, la distribución de las sillas en el aula, pizarrón, escritorio, etc.
El ambiente físico es óptimo cuando es un producto derivado del ambiente psicológico, o sea, cuando los móviles y los sentimientos de los miembros del grupo han cambiado. Si los miembros sienten afecto entre sí, si se encuentran cómodos y proceden con espontaneidad y cooperación, tenderán a formar grupos rígidos y a proceder de una manera favorable a la acción de grupo productiva. Una de las formas más rápidas como una persona ajena puede apreciar la participación en un grupo nuevo, consiste en observar donde está ubicado el líder.
Cuando se trata de establecer un ambiente físico efectivo para el grupo, es importante recordar que aquél debe estar de acuerdo con la finalidad. Sí ésta es mero entretenimiento o placer, el ambiente debe ser en todo lo posible conducente al esparcimiento, la animación y la cordialidad. Si la finalidad es la resolución de problemas, es evidente que todo cuanto rodea a la reunión haya de contribuir a la efectividad de tal resolución. Una vez que el grupo ha determinado sus objetivos y sus necesidades, conviene proceder a las mejoras comenzando por los factores físicos inherentes a la situación.
Los cambios físicos simples hallan poca oposición por parte de los miembros del grupo, y pueden contribuir en gran medida a la efectividad de éste. En un grupo adiestrado en la acción por participación, el problema de la disposición física del local se solucionará solo. Asimismo, los factores físicos no aparecerán como tan importantes en un grupo de esta índole; pues cuando sus miembros comiencen a advertirlos harán todo cuanto sea necesario para que ellos contribuyan a la efectividad del grupo.