El Naturalismo educativ
La educación a partir del siglo XVI de nuestra era toma un giro de extraordinaria importancia, pues los hechos del medioevo demostraban la necesidad de ligar la acción docente a un perfil básico especificado sobre la realidad de las sociedades. Vale la pena denotar que la expansión del humanismo a toda Europa, con la instauración de modos de vida más dinámicos y profanos fueron clave para el desarrollo educacional y, con ello, la recreación de la cultura de la supremacía de lo natural.
Esto trajo consigo el primer intento de reformar la iglesia y como consecuencia a la escuela. Puede detallarse que los movimientos populares heréticos promovieron la difusión de la instrucción, de forma que las personas aprendieran a leer e interpretar la Biblia personalmente sin la mediación del clero. Así pues, en Inglaterra John Wycliffe (1320-1384) auspició la orientación que cada hombre y mujer pudieran convertirse en teólogos o teólogas. Jan Hus (1374-1415) creó el primer silabario en el que las frases de su contenido eran religiosas según el orden alfabético.
En si, los movimientos heréticos y reformadores estaban generando profundos cambios en la sociedad del medioevo, convirtiendo la enseñanza del latín en enseñanza de lengua materna. En Suiza, Ulrich Zwingli (1484-1531) publicaba un Libreto para la instrucción y la educación cristiana de los niños y las niñas (1523); sin embargo, en Alemania Martín Lutero fue el personaje que se enfrentó decididamente a la curia de ese entonces, dando un salto enorme en la construcción de una iglesia a la luz de los apóstoles. En 1524, exhortó a todos los alemanes a ser buenos administradores del tiempo, del dinero y de las enseñanzas y, para tal efecto, escribió una carta que se sintetiza así:
“Queridos señores, si se gasta tanto cada año en calles, caminos, presas y tantas cosas de esta especie, para tener paz y comodidad en la ciudad, ¿por qué no se debe gastar mucho más o al menos igual en la juventud pobre y necesitada, de manera que se tengan uno o dos hombres capaces que sean maestros de escuela?. Hoy contamos aquí con jóvenes y hombres buenos y bien instruidos, adornados con el conocimiento de las lenguas y de todas las artes, las cuales podrían aportar una gran utilidad si se les empleara en instruir a la juventud. ¿No es evidente que hoy un muchacho puede ser instruido durante tres años de manera que a los quince o dieciocho sepa más que lo que sabía antes con todas las escuelas superiores y los conventos?…”
Apostarle a una educación de tal naturaleza, implicó que la sociedad misma se arriesgara a los cambios, aún a costa de su vida. Lutero desarrolló un programa educativo equivalente al que normalmente requería la vida entera, criticando la vieja escuela e instaurando la educación con utilidad social, destinada a formar hombres capaces de gobernar el Estado, y mujeres capaces de gobernar la casa. La crítica puede plantearse en esta declaración; sin embargo, para su época, este programa fue realista y se convirtió en el elemento clave de la escuela natural.
Por vez primera, los niños y niñas asumían su condición de humano y respeto, en el que la vida social tiene sentido cuando se respeta su naturaleza. En este sentido, merecen atención especial, las figuras de J. A. Comenio y J. J. Rousseau, quienes participaron en la configuración de un proceso educativo con énfasis en el método natural. Significa que no son los únicos de esta innovación en la enseñanza; sin embargo, por ser quienes conformaron los cimientos de la educación científica, basada en el respeto a la naturaleza del niño o la niña, cabe plantear sus principales aportes, destacando, entre otras cosas, la visión y concepción del mundo.
Fuente: Diccionario Enciclopédico de Ciencias de la Educación