Ambiente de respeto en la educación preescolar
Un ambiente de respeto implica: tratar a los niños como personas dignas, con derechos y a quienes se les reconoce su capacidad de aprender, que se equivocan pero que pueden rectificar y adquirir nuevos aprendizajes para resolver las cosas cada vez mejor. También, significa fomentar una interacción sana con los otros en la que cada uno sienta que puede expresarse con libertad, sin ser objeto de menosprecio o descalificación.
El respeto está íntimamente ligado con la idea de justicia, el docente actúa con justicia cuando trata a todos los niños por igual cuando se encuentran en las mismas circunstancias, pero también cuando trata en forma diferenciada cuando sus circunstancias son distintas. El respeto es básico para el desarrollo y aprendizaje de los niños.
Saberes y capacidades para aprender
El respeto implica también reconocer que el niño es un ser individual que posee múltiples capacidades, que es curioso, inquieto, creativo, inventivo, juguetón, ávido por comprender, y que sus necesidades e intereses están relacionadas con su crecimiento y desarrollo.
Estudios actuales demuestran que “el niño sabe que empieza a saber por lo menos desde el momento de su nacimiento, y que su conocimiento se desarrolla en los primeros días, en los primeros meses, en los primeros años más de lo que se desarrollará el resto de su vida Si todo esto es verdad, se debe querer y pensar, precisamente para esta etapa, una escuela.
El docente está comprometido con una enseñanza centrada en los niños y el logro de aprendizajes a través de experiencias, en las que puedan aplicar sus capacidades múltiples e interactuar con sus pares. En este proceso los niños preescolares desarrollarán su sentido de autoeficacia, por lo que proporcionarles experiencias que le ayuden a ser independientes, alientan el desarrollo de su aprendizaje de alto nivel, adaptada al vertiginoso ritmo de desarrollo de los niños y confiada a adultos especialmente preparados y formados”.
Aquellos adultos que trabajan con niños en edad preescolar necesitan recordarse permanentemente que la paciencia es esencial para contribuir en el desarrollo de su independencia. Cada vez que intente iniciar o terminar la actividad de los pequeños, porque se han tardado; tome conciencia que con su proceder, coarta el valor que tiene para ellos aprender del proceso de terminar por sí mismos una actividad.
Una verdadera situación problema obliga a superar un obstáculo, en ocasiones, con una solución inédita. Cuando los niños se interesan es fácil que se involucren y es entonces que su pensamiento se pone en movimiento, plantean hipótesis, exploran, proponen soluciones; y si están en un trabajo colectivo, pueden aprender unos de otros. El docente en tanto, se mantiene atento a orientarlos cuando sea pertinente.
Esto significa el esfuerzo docente por dejar atrás la enseñanza sin objetivos y actividades desarticuladas. Seleccionar alguno de los temas transversales puede apoyar en el diseño de propuestas didácticas que se conecten con el interés y entorno del niño; plantear un proyecto que permita trabajar desde varios campos formativos.
Fuente: Guía para la Educadora Preescolar SEP