La innovación requisito esencial para el buen gobierno

Introducción

En las últimas décadas, el papel y la naturaleza del Estado y los gobiernos han sufrido una transformación radical. La aparición de instituciones supranacionales, los grupos regionales, la descentralización y la devolución del poder gubernamental se han combinado para crear lo que se conoce como “ahuecamiento” del Estado, poniendo en entredicho el tradicional concepto de soberanía. Los gobiernos se han tenido que reinventar para responder a estos cambios. Los gobiernos no sólo enfrentan estos nuevos retos, externos e internos, sino que también deben cumplir con sus responsabilidades con ingresos tributarios cada vez menores. Además, el movimiento hacia una mayor globalización ha agregado nuevas capas y complejidades a la tarea de gobernar.

En un mundo que se globaliza rápidamente, se le exige a los gobiernos atender problemas transnacionales que requieren acciones regionales; tal es el caso por ejemplo de las amenazas a la seguridad, la migración voluntaria o forzada, las epidemias como el sida o el sars, el terrorismo, y los conflictos por el agua y los recursos naturales, entre otros. Además, el acceso a la información ha dado origen a una ciudadanía dotada de poder efectivo que no sólo demanda servicios mejores y más amplios, sino que también exige una comunidad más activa que participe en la política y en la toma de decisiones. Los gobiernos ya no pueden gobernar dando órdenes; más bien deben permitir que la comunidad se gobierne a sí misma. En síntesis, los gobiernos no sólo tienen que trabajar más con menos, sino que además deben ser hábiles e innovadores a fin de responder a las crecientes expectativas y necesidades de los ciudadanos.

El factor de la innovación

La innovación es fundamental para permitir que las sociedades construyan los nuevos modelos de gobierno y de gobernabilidad que necesitamos para abordar estos grandes retos del siglo XXI. Queda claro que los gobiernos que sean capaces de enfrentar estos retos no lo harán con métodos lentos y evolutivos, sino mediante niveles sin precedentes de innovación y liderazgo.

Desde 1986, el Instituto Ash y el Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, han promovido activamente la práctica de la innovación en el sector público mediante el Programa de Premios a las Innovaciones en el Gobierno de Estados Unidos. A escala mundial, el instituto colabora con el programa de premios a innovaciones de la Fundación Ford en Brasil, Chile, China, México, Perú, Filipinas, Sudáfrica, y entre las naciones indígenas de Estados Unidos. Junto con nuestros asociados, hemos reunido y divulgado casos, artículos y otro tipo de informaciones sobre innovación. Los premios que hemos otorgado ofrecen cientos de ejemplos de gobiernos que han enfrentado con creatividad y eficacia los retos del siglo XXI. Nuestra misión en el instituto consiste en utilizar los recursos para destacar y entender iniciativas ejemplares, y fomentar la innovación y el gobierno democrático.

¿Qué se entiende por innovación?

¿Qué quiero decir por “innovación”? Tenemos un ejemplo en el programa Compstat de la ciudad de Nueva York. Es una herramienta para reducir la delincuencia, que recibió el Premio a las Innovaciones de Estados Unidos en 1996. Durante la década de los noventa, funcionarios públicos y los medios de comunicación destacaron la notable disminución en los índices delictivos en todo el país. Sin embargo, en ningún lugar esta disminución fue más notable y pública que en la ciudad de Nueva York, donde todas las categorías de delitos —desde los menores hasta los más graves— cayeron en picada.

Los asesinatos se redujeron más de 50%. De acuerdo con el ex comisionado de policía Howard Safir, la clave de estas reducciones fue Compstat, un ataque contra la delincuencia coordinado por computadoras que fue “como una descarga de adrenalina en el corazón de quienes deben hacer que la ley se cumpla”. Compstat combina técnicas estratégicas y de manejo de la información para identificar las tendencias delictivas, impulsar a las unidades de policía a enfrentarlas de manera creativa, y responsabilizar por los resultados a los comandantes de las unidades. Compstat es mucho más que la utilización de computadoras para localizar el delito y mejorar los métodos de combate a la delincuencia, ya que su idea básica —condicionar los recursos a los resultados— se puede aplicar a una serie de políticas y programas. Compstat se ha replicado desde Los Angeles hasta Nueva Orleans.

Otras iniciativas, en particular aquellas que han sido reconocidas por nuestros programas de premios conjuntos, han tenido resultados similares en el ámbito internacional. El municipio de Porto Alegre, ciudad con 1.5 millones de residentes del sur de Brasil, recibió un premio a la innovación del Programa de Administración Pública de la Fundación Getulio Vargas por su programa Presupuesto Participativo, que permite que miles de ciudadanos en reuniones públicas asignen alrededor de la mitad del presupuesto municipal. El número de residentes que participa en el establecimiento de las prioridades para asignaciones específicas de los recursos ha aumentado de alrededor de mil en 1990, el primer año del programa, a 40 mil. Los participantes han descubierto que presentarse en las reuniones de presupuesto resulta en la reparación de caminos y mejores escuelas. El éxito del Presupuesto Participativo de Porto Alegre está influyendo profundamente en los sistemas de gobernabilidad en todo el mundo en desarrollo, ya que se exhibe como un instrumento para combatir la corrupción y, al mismo tiempo, fomentar la participación ciudadana.

No obstante, lo realmente interesante e importante no es la manera en que Compstat fue adoptado en otras ciudades de Estados Unidos o la manera en que el Presupuesto Participativo influye en el mundo en desarrollo, sino el modo en que sus principios pueden influir en todos. La innovación trascendental y crucial evoluciona en todo el mundo y es aplicable, también, en todo el orbe. En 1999, la tribu oglala sioux, que habita en la reserva Pine Ridge en Dakota del Sur, obtuvo un Premio a la Innovación de Estados Unidos por su programa Cangleska, Inc. Durante décadas, las mujeres de esta tribu fueron víctimas de abuso doméstico sin que se reconociera este problema dentro de la tribu; tampoco existía un sistema para intervenir en esa problemática ni vías de escape. El alcoholismo en la comunidad era galopante –estimada en un 85% de los adultos– y el ingreso promedio anual era de tres mil 400 dólares. La respuesta de la tribu ante el maltrato empezó a cambiar con el inicio de Cangleska, que tiene tres objetivos: reavivar el concepto cultural y espiritual de la mujer como “dadora de vida sagrada”, fundamental para la salud de la tribu; enfrentar de manera decidida y preventiva a quienes infligían el maltrato, y ofrecer a las víctimas de abuso asistencia legal, y ayuda para que evitaran en el futuro estos abusos.

Fuente: Gowher Rizvi, Director, Instituto para la Innovación Gubernamental, Universidad de Harvard, Estados Unidos Innovar, un requisito esencial para el buen gobierno