Evaluación de las habilidades
Robert Sternberg propone otro enfoque sobre la naturaleza, la estructura y las funciones de la(s) inteligencia(s), según el cual se identifican tres tipos de inteligencia:
1. componencial, la que suele evaluarse por medio de las pruebas o exámenes tradicionales;
2. contextual, que es la fuente del pensamiento creativo;
3. experiencial, la inteligencia para las tareas de la vida cotidiana, o el llamado sentido común. (Sternberg 1985; 1988)
Las dos últimas inteligencias mencionadas por Sternberg no suelen ponerse de manifiesto durante las evaluaciones del sistema educativo tradicional, y tampoco suelen ser apreciadas en el contexto de una clase, ya que los alumnos curiosos y creativos, al igual que los que aprenden de forma práctica, son los que requieren más tiempo y atención de parte del docente.
Sin embargo, más tarde este tipo de alumno suele ser valorado en el mundo laboral adulto; estos son los mismos individuos que luego son considerados como personas creativas que afectan su contexto laboral de forma productiva.
Según Sternberg, la inteligencia que predomina en algunas personas se ubica dentro del área del pensamiento crítico (generar pensamientos y vínculos nuevos), el área tradicionalmente evaluada y valorada por el sistema educativo, pero agrega que los individuos que realmente logran algo en la vida real, no son éstos, sino aquellos que tienen facilidad para el pensamiento contextual.
No nos detendremos aquí a elaborar en detalle la compleja teoría de Sternberg, pero permítasenos mencionar uno de los resultados de su teoría, el llamado Test de Habilidades Triárquicas de Sternberg (STAT). Esta prueba se divide en nueve niveles múltiples de acuerdo a la edad, y puede aplicarse tanto a preescolares como a universitarios o a adultos.
A diferencia de las pruebas de evaluación convencionales, el STAT permite obtener resultados independientes para los siguientes componentes:
– procesamiento de información (capacidad analítica),
– capacidad de enfrentarse a situaciones nuevas (capacidad de síntesis) y
– habilidades intelectuales prácticas y de automatización.
Otro aspecto importante es que esta prueba pone un énfasis mayor en la habilidad de aprender que en lo aprendido, y que la destreza verbal se mide según la capacidad del alumno de inferir a través del contexto, y no según la riqueza de vocabulario.
También se evalúa la habilidad del alumno para resolver situaciones inesperadas: el alumno debe imaginar un estado hipotético del mundo (por ejemplo, suponer que los gatos son magnéticos) y luego seguir una línea de pensamiento que se adapte a esta “nueva” realidad.
Otro ejemplo, el STAT evalúa las habilidades prácticas del alumno de comprender el lenguaje escrito a partir de eslóganes políticos o publicitarios, y no únicamente como palabras o formas geométricas descontextualizadas.
De hecho, como el propio Sternberg admite, el test STAT no es inmune al conocimiento adquirido con anterioridad ni tampoco se encuentra totalmente desconectado de la cultura, ya que sería imposible diseñar una prueba de evaluación que cumpliera con estas exigencias. La inteligencia se utiliza siempre en un contexto específico y generalmente acotado, si bien sería deseable que ese contexto fuera lo más amplio posible.
La teoría de Sternberg difiere de la de Gardner. Sin embargo, ambas teorías se complementan. Sternberg destaca el hecho de que la inteligencia es un constructo mucho más amplio y complejo de lo que Gardner o él mismo declaran. El campo queda, por lo tanto, abierto a la experimentación de docentes creativos y emprendedores, deseosos de contribuir con su grano de arena a desentrañar el misterio del proceso de aprendizaje. Fuente: Libro de las Tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza de la UNESCO.