El docente y su papel como maestro-aprendiz
Los docentes deben reexaminar su rol como educadores, dejar atrás su estatus de seres omniscientes que poseen todas las respuestas, y asumir el papel de consejeros y facilitadores del aprendizaje. Los docentes más respetados y exitosos serán aquellos que logren no sólo impartir conocimientos sino también construir conocimientos y crear vínculos; serán aquellos que logren motivar, por medio del ejemplo (esto es, haciendo realmente bien algo que les resulta interesante) a sus alumnos a aprender por medio de sus propias mentes y manos.
Los proyectos educativos pueden ser muy diversos, desde ensamblar y operar autos y trenes de juguete, construir y decorar casas de muñecas, escribir e imprimir prosa y poesía utilizando un procesador de texto y herramientas de autoedición, crear melodías pop por medio de un sintetizador, crear dibujos animados sencillos o descifrar los códigos de juegos de computadora simples y trabajar con ellos para tornarlos más complejos e interesantes.
Por supuesto que el objetivo principal de este proceso de construcción y de conexión sigue siendo adquirir los conocimientos y las habilidades detalladas en el plan de estudios, pero también atravesar la experiencia de sentirse en control del propio proceso de aprendizaje y de enseñanza de forma colaborativa.
La autoridad del docente tendrá como base las tres habilidades que él, en su condición de tal, domina y que están interconectadas:
1. Habilidad para hacer: el docente puede hacer mucho, pero no puede hacerlo todo, y siempre es posible hacer más si se trabaja en equipo.
2. Habilidad para aprender: el docente no es la única fuente de información pero puede enseñar a sus alumnos a encontrar fuentes alternativas.
3. Habilidad para la colaboración: el docente puede obtener mejores resultados si trabaja de forma conjunta con los alumnos y con otros docentes.
Cuando hablamos de habilidad nos referimos tanto al poder de controlar el entorno como a la sabiduría para hacer uso de ese poder de forma adecuada. Los docentes del siglo XXI deben asumir esta doble responsabilidad. Fuente: Libro de las Tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza de la UNESCO.