La escritura como herramienta para el diseño y la construcción
Existen dos proverbios rusos que reflejan el carácter irreversible de la comunicación oral y escrita:
La palabra no es un gorrión –no puede atraparse después que ha volado. El equivalente más cercano en español sería: La palabra una vez hablada, vuela y no retorna.
Lo que está escrito con una pluma no puede cortarse con un hacha. El equivalente más cercano en español sería: Lo escrito, escrito está.
En lo que respecta a la comunicación oral, esta realidad probablemente nunca cambie. Sin embargo, una de las bendiciones –y maldiciones– de las computadoras modernas es que permiten ingresar modificaciones en cualquier momento.
Además, cualquier cambio es reversible. Es posible guardar todas las versiones de un ensayo o manuscrito, y es sencillo encontrar las modificaciones efectuadas.
En otras palabras, el objeto escrito está más cerca del ideal en términos de flexibilidad. De hecho, tal vez sea la primera vez en la historia que hacer un cambio lleva menos tiempo que pensar en él.
En la educación, esto significa que los estudiantes están libres del “horror” de los errores irremediables. Se encuentran en una posición más adulta: si a usted, el Docente, no le gusta mi trabajo, yo, el Estudiante, puedo cambiarlo. Como resultado, toda la cultura de la escritura académica está cambiando.
En las instituciones de enseñanza tradicionales, los alumnos escriben un ensayo y el docente hace correcciones y sugerencias. El alumno presta poca atención a estas correcciones, y menos atención aún a las sugerencias.
En algunos pocos casos, el alumno discute las correcciones con el docente, pero allí termina la historia. En este nuevo modelo, los estudiantes tienen la oportunidad de mejorar su trabajo con un mínimo esfuerzo, rescribir una parte o partes del mismo y volver a entregárselo al profesor para que le haga nuevos comentarios.
Al evaluar este trabajo se tendrán en cuenta los esfuerzos realizados para mejorarlo. El trabajo de un estudiante puede ser evaluado formal e informalmente por sus pares, y también por docentes de diferentes materias como ciencias, lengua o incluso por el coordinador de TIC.
El proceso de producción de un trabajo escrito puede subdividirse en tres etapas principales: pre-escritura, escritura y post-escritura:
1. La etapa de pre-escritura consiste en seleccionar el tema sobre el cual se va a escribir, realizar una lluvia de ideas sobre uno o más temas, examinar y decidir cuáles son los puntos más importantes, y organizar la estructura del trabajo.
2. La etapa de escritura consiste en crear, leer y editar el texto.
3. La etapa de post-escritura implica rescribir el texto a partir de los comentarios y las sugerencias del docente (y de los compañeros de clase), verificar con cuidado la ortografía y la gramática, corregir la sintaxis, y repasar y modificar secuencias de palabras.
También puede incluir cualquier otro trabajo de edición y publicación, incluso hacer físicamente el libro, cosiendo, midiendo y encuadernando. Algunos estudiantes escriben mejor cuando su trabajo está dirigido a un público real y cuando los docentes les ofrecen canales y mecanismos apropiados para llegar a un público más amplio, por ejemplo, a través de Internet o del periódico de la institución.
El proceso de escritura que acabamos de describir no está confinado a la literatura de ficción o no-ficción. Es el arquetipo para todo tipo de actividades vinculadas al diseño e implementación de cualquier proyecto, sea construir un rascacielos, abrir un banco o crear y eliminar las fallas de un programa de computación.
Pero sobre todo, este procedimiento circular es una herramienta conceptual poderosa para lograr una percepción, un pensamiento, una cognición y un aprendizaje verdaderamente eficientes.
La propia esencia del proceso implica descubrir, inventar y crear significados, que pueden expresarse, presentarse y encarnarse en fugaces palabras habladas, movimientos corporales, gestos y posturas, símbolos gráficos, objetos manufacturados o dispositivos mecánicos para tareas pesadas.
En general, el proceso de escritura en el ámbito académico se parece cada vez más al de otras actividades creativas, como el diseño y la construcción. Se planifica partiendo de lo más general a lo más específico con la ayuda de un software de organización de ideas, se reciclan partes de trabajos anteriores y se atraviesan diferentes etapas de revisión hasta llegar a la versión definitiva. Fuente: Libro de las Tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza de la UNESCO.