Aprendizaje de una lengua escrita
Aprender a escribir una lengua implica aprender a:
• producir letras y sus combinaciones –palabras escritas a mano en papel;
• escribir palabras con correcta ortografía;
• escribir un discurso oral; y
• generar un texto basándose en la comprensión de lo que se desea decir.
Tradicionalmente los niños aprenden estas actividades en forma secuencial. De hecho, la última etapa llega demasiado tarde, y se frustra la necesidad natural del niño de comunicarse con libertad (en general debido a los ejercicios de gramática).
Eventualmente, esta demora reduce también el interés del estudiante en la comunicación oral.
Textos multifacéticos. Se ha demostrado que los niños pequeños no piensan en los textos o en la escritura estrictamente en términos lingüísticos. Cuando se les brinda su primer cuaderno y se les permite hacer libremente lo que desean, ellos dibujan imágenes e inventan símbolos; algunos escriben letras y otros escriben sus nombres, palabras o incluso frases. La mayoría afirma que “ya sabe leer y escribir”.
Al mismo tiempo, los niños son bombardeados visualmente por muchos otros textos escritos que no se reducen únicamente a palabras. Entre ellos encontramos las etiquetas, las marcas, los códigos de colores y las instrucciones gráficas que aparecen en las cajas de cereal y de caramelos, los juegos de mesa y otros juguetes de alta tecnología; las señales de tráfico, las historietas, los canales de televisión y los logotipos de autos, la publicidad que se envía por correo y muchas otras cosas del estilo que los niños captan, llevan consigo al salón de clase y que pueden reproducir aquí y allá sin dudarlo demasiado.
Todo esto es parte del mundo comunicativo del niño y no puede dejarse de lado y verse como anomalías que no deberían interesar a los educadores.
Los niños pequeños son particularmente inventivos y productivos cuando se les brinda una computadora con un editor multimedia (de textos, gráficos y sonido). Con frecuencia producen presentaciones pictóricas dinámicas e incluso historietas animadas con una banda sonora con actuaciones orales, fotografías o dibujos de los personajes principales y comentarios sobre sus acciones y su comportamiento.
Los niños aprenden a dibujar imágenes antes que a escribir, y estas imágenes van acompañadas de comentarios orales que, en general, son más completos y elaborados que textos escritos abruptos y fragmentados.
A partir de los dibujos, el docente puede pedir a los estudiantes que transcriban sus comentarios utilizando el teclado, o simplemente seleccionando las letras necesarias de un alfabeto desplegado en la pantalla.
Incluso si los primeros intentos no producen verdaderos resultados, los estudiantes siempre pueden intentarlo de nuevo e ir avanzando poco a poco.
Nominación. Las creaciones del alumno a partir de su propio lenguaje son importantes para el aprendizaje de su lengua materna y del mundo que lo rodea. Para expresarlo de un modo más científico, podemos decir que nombrar objetos es un acto cognitivo elemental que se realiza a través del descubrimiento y que también permite adquirir control sobre el objeto nombrado.
Al enseñar los nombres de los objetos, las letras no tienen por qué estar escritas a mano, sino que pueden ser unidades prefabricadas que se colocan al lado, encima o debajo de las imágenes. Puede alentarse a los estudiantes a que lean los textos tanto de forma secuencial como de forma omnidireccional, no lineal.
Tan pronto como los alumnos comienzan a escribir de este modo, la escritura deja de ser algo aislado que se enseña obligatoriamente y fuera de contexto (la plaga de tantas clases de gramática elemental), para convertirse en la narración de un cuento, la representación del argumento de una obra, una idea que se torna visible y la comunicación de un significado creado actividades ya familiares y agradables para todos los niños.
A partir de estos intercambios nace de inmediato la necesidad de leer en voz alta lo que está escrito, lo cual motiva a continuar con esta tarea tan agradable y participativa, “aprender haciendo”. Fuente: Libro de las Tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza de la UNESCO.