Composición musical básica

Tomemos como ejemplo una actividad de diseño y composición musical. Las clases de música tradicionales dictadas en las escuelas elementales se centran en la ejecución y no en la composición. Por otro lado, los niños de 7 años o más, sin conocimientos formales de escritura musical, pueden aprender a crear melodías simples en uno o dos años, utilizando una computadora con un sintetizador de audio y un micromundo de edición que se utiliza como medio y como herramienta para estructurar y dar forma al material sonoro.

Este tipo de micromundo permite elegir notas musicales en un rango de siete octavas y comandos que determinan el tono, el volumen y la duración deseados de series consecutivas de sonidos (y silencios).

Además, se puede lograr que el sonido parezca emitido por cualquier instrumento o por un grupo musical compuesto por varios instrumentos.
El trabajo musical con computadora se divide en tres etapas con características bien definidas:

– garabato musical,
– boceto musical y
– proyecto musical.

La primera etapa es la exploración indiscriminada: cada estudiante produce varios sonidos por el simple placer de hacerlo y sin prestar demasiada atención a la calidad del mismo. Luego, se limita a jugar con sonidos altos o bajos, poniendo énfasis en la duración del sonido. Más adelante, los estudiantes comienzan a componer pequeñas melodías que carecen de estructura formal, ya que los sonidos están elegidos al azar.

En esta etapa suelen estar más preocupados por la duración de la melodía que por los sonidos en sí. Al finalizar la primera etapa, los estudiantes eligen los sonidos que más les gustan, les dan nombre y componen melodías a partir de esos sonidos.

De este modo, aprenden a programar los sonidos y las melodías de forma natural, porque necesitan hacerlo, y comienzan a ejercitar la percepción auditiva y a prestar más atención al tono que a la duración.

En la segunda etapa, los estudiantes suelen descubrir por casualidad sonidos cortos y empiezan a vislumbrar los efectos de los parámetros de los sonidos (tono y duración). Así comienza un período de exploración discriminada del micromundo musical, al reflexionar sobre las cualidades de cada sonido.

Los sonidos ya no se eligen al azar. El aspecto más importante de esta etapa es la apreciación del sonido. Como consecuencia, los alumnos comienzan a usar una cantidad cada vez mayor de palabras para nombrar o describir, no sólo los sonidos, sino también las melodías que han creado.

Luego de haber jugado con sonidos cortos, los niños comienzan a regular las cantidades de sonido. Por ejemplo, logran discriminar los sonidos largos de los sonidos cortos y los asocian con números; combinan notas sueltas o elaboran repeticiones de dos o tres sonidos, que se transforman en el boceto de una organización más formal donde, por ejemplo, el primer y el último so-nido son iguales.

En la tercera etapa ya se domina este micromundo musical particular. Los estudiantes saben utilizar los comandos para regular tanto el tipo de sonido como el tono y la duración deseados y logran anticipar un sonido en su mente y generarlo con la computadora para producir combinaciones más elaboradas que forman patrones musicales más complejos.

A partir de este momento, los estudiantes son conscientes de lo que pueden hacer con este instrumento programable; en otras palabras, pueden fijarse un objetivo y llevarlo a cabo. Por lo general, los estudiantes buscan perfeccionar sus creaciones musicales y tornarlas más expresivas; intentan, con éxito, componer música que puedan bailar o cantar, o describir por medio del sonido algunas acciones escénicas y personajes simples.

La complejidad de la estructura de los programas de computación que los alumnos crean muestra el desarrollo de la inteligencia musical y cómo incluso los niños muy pequeños tienen la capacidad de adquirir, a su manera, conceptos musicales importantes (Gargarian, 1990; Bonta, 1990). Fuente: Libro de las Tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza de la UNESCO.