Docente: una profesión sometida a tensiones

Tal como se ha reiterado precedentemente, los docentes ejercen la influencia más determinante en el aprendizaje. Los datos de que se dispone indican la existencia de una proporción elevada de maestros de primaria que no poseen la adecuada titulación académica y carecen de formación y dominio de los contenidos, especialmente en los países en desarrollo.

En 26 países del África Subsahariana estudiados en 2001, las normas nacionales exigen entre 12 y 17 años de estudios para ejercer la docencia en la enseñanza primaria.

En algunos países, solamente algo menos del 10% de los maestros cumplen con la exigencia mínima de haber finalizado el primer ciclo de la enseñanza secundaria, y en muchos otros países no se logra cumplir con las normas que exigen la terminación del segundo ciclo de la enseñanza secundaria.

Por lo que respecta al grado de dominio de los programas de enseñanza por parte de los maestros, un estudio reciente efectuado en África Meridional ha demostrado que algunos de docentes que enseñan matemáticas carecían de conocimientos básicos de aritmética y obtenían puntuaciones inferiores a las de sus alumnos en tests idénticos.

La proporción de los nuevos maestros de primaria que cumplen con las normas nacionales ha experimentado un descenso en varios países del África Subsahariana.

En Gambia, por ejemplo, solamente cumple las normas el 30% de los docentes que efectúan su primer año de docencia. Esa proporción es aún más reducida en Botswana (10%), Lesotho (11%), Chad (19%) –donde las normas exigían haber cursado el segundo ciclo de secundaria– Togo (2%), Guinea-Bissau (15%) y Camerún (15%), donde la norma exigía la terminación del primer ciclo de secundaria.

Estos datos quizás reflejen una tendencia cada vez mayor a contratar docentes desprovistos de las calificaciones necesarias para hacer frente a las presiones generadas por el aumento de la escolarización.

Además, la distribución de los maestros es desigual en territorio nacional, ya que se suele destinar a los menos formados a enseñar en las zonas desfavorecidas. Esta situación se agrava cuando se dan circunstancias difíciles, por ejemplo las existentes en países que son víctimas de conflictos o acaban de salir de ellos.

Aunque no se efectúe un acopio sistemático de datos, las encuestas aleatorias realizadas en muchos países confirman que el absentismo de los docentes sigue siendo un problema persistente. La necesidad de ejercer una segunda profesión, el laxismo de las normas profesionales y la falta de apoyo por parte de las autoridades encargadas de la educación figuran entre las causas más frecuentes de ese absentismo.

La pandemia del VIH/SIDA compromete gravemente la oferta de una educación de calidad y contribuye al absentismo y desgaste de los docentes. En Zambia, se contabilizaron 815 maestros de primaria fallecidos a causa del sida en 2001, lo cual representó el 45% del total de los docentes formados ese mismo año.

El Ministerio de Salud de Kenya ha declarado que el VIH/SIDA ha mermado la eficacia del sector de la educación, al aumentar la tasa de mortalidad y desgaste de los docentes en el transcurso del último decenio.

Con la propagación de la epidemia en muchos países – en particular de Europa Oriental y Asia – se corre un gran riesgo de que VIH/SIDA siga haciendo cada vez más estragos en los sistemas educativos.

El número de alumnos por maestro se suele utilizar como indicador de la calidad de la educación. Aunque la repercusión del tamaño de las clases en los resultados del aprendizaje sigue siendo un tema muy debatido, no cabe duda de que las clases atestadas de las escuelas primarias de muchos países en desarrollo –un maestro por 60 alumnos– no son propicias para un aprendizaje adecuado.

En los países donde es más elevada la proporción de alumnos por docente, apenas un tercio de los alumnos que empiezan los estudios primarios logran llegar al 5º grado. La proporción de escolares por maestro ha aumentado en el último decenio en los países donde las TNE progresaron, especialmente en el África Subsahariana y Asia Meridional y Occidental.

El número de maestros sigue siendo, por lo tanto, un problema en los países que más necesitan extender la cobertura de sus sistemas de enseñanza primaria en proporciones considerables.

La calidad de la enseñanza correrá serios riesgos si las exigencias para acceder a la docencia se siguen rebajando más y si sigue aumentando la carga de trabajo de los docentes. Fuente: Libro de Educación para todos “El imperativo de la calidad” de la UNESCO.