Metas como parte central del proceso de aprendizaje

Diversos autores como Schank, Rogoff, Gardner, etc., proponen que los alumnos aprendan a través de la involucración en actividades socialmente relevantes, para que el conocimiento adquirido quede firmemente ligado a una actividad específica y, por lo tanto, pueda ser utilizado posteriormente. Este tipo de aprendizaje está dirigido a metas muy específicas, por lo que el alumno, al tratar de lograrlas, necesitará desarrollar habilidades y adquirir conocimiento que aprenderá con mayor facilidad y sin sentirlo como una carga. Este tipo de enseñanza hace uso de la teoría del aprendizaje que de manera resumida se ha presentado.

Marzano (1992) sugiere que los alumnos de todas las edades se involucren en actividades complejas, a largo plazo y de su propia elección, para que realmente pongan en uso lo que han aprendido. Estas actividades complejas pueden consistir en inventar un producto que resuelva alguna necesidad utilizando los principios aprendidos en la clase de física, o ponerse en lugar de un personaje histórico para analizar la situación en la época y determinar cual hubiera sido la mejor decisión que pudo haber tomado ante una situación determinada. Los tipos de metas que este autor propone son, entre otras, el desarrollo de proyectos que tengan como meta tomar una decisión, investigar un evento, diseñar un experimento, inventar o resolver problemas.

En muchos escenarios ocupacionales y sociales, la habilidad de comunicarse eficazmente y de tratar de manera productiva con otros es crítica para tener un resultado exitoso. Mientras que el aprendizaje de la escuela con frecuencia se relaciona con la manipulación de símbolos abstractos y con la ejecución de actividades aisladas (Gardner, 1993), la mayor parte del pensamiento que se requiere fuera de la escuela está ligada a tareas específicas o metas, ya sea para manejar un negocio, hacer un presupuesto, planear las vacaciones, etcétera.

Edelson (1997) dice que las actividades auténticas son la clave para desarrollar la comprensión que servirá a los aprendices más allá del salón de clases, pues es la única manera de entender el significado y el propósito de las actividades.

Las actividades auténticas son actividades escolares que tienen aplicación en el mundo real. Tales actividades se parecen mucho a las que se hacen en escenarios no escolares (como la casa, una organización, el trabajo) y requieren que el alumno aplique una amplia variedad de conocimiento y habilidades. Algunos ejemplos de actividades auténticas incluyen la planeación de un negocio, tomar decisiones acerca del uso del suelo o diseñar una obra de teatro para una fecha cívica.

Las actividades auténticas incluyen múltiples disciplinas y representan un reto por su complejidad. Por lo general, las habilidades de pensamiento de orden superior ”como la comprensión, el diseño, el análisis y la resolución de problemas” son componentes importantes en estas actividades.

La razón de la importancia que se le está dando a que las actividades sean auténticas deriva del hecho de que el conocimiento que producen las actividades de aprendizaje está atado a la situación en que se han aprendido, y por eso los investigadores encuentran que los alumnos no pueden aplicar significativamente a cuestiones prácticas el conocimiento que han adquirido en la escuela.

De acuerdo con Edelson, la enseñanza de la ciencia en la escuela es una meta importante, y una práctica científica auténtica debe tener dos elementos: incertidumbre y compromiso; por lo tanto, debe darse a los alumnos la oportunidad de adoptar preguntas que representen verdaderas incertidumbres en su mundo. Para fomentar el compromiso, las preguntas de los alumnos deben ser significativas dentro de su sistema de valores.

La ciencia no es sólo investigación: también incluye compartir resultados, intereses y preguntas con la comunidad de científicos, que tiene la misma mezcla de cooperación, competencia, acuerdos y argumentaciones que acompañan a toda la actividad social humana.

Así como los científicos acumulan conocimiento y comprensión a través de elaborar y trabajar sobre preguntas de investigación, los alumnos también lo harán. Antes de involucrarse en la investigación, los alumnos necesitarán acumular suficiente conocimiento que les permita generar buenas preguntas. A través de la investigación, los alumnos dominarán las herramientas y técnicas que les permitan generar y analizar los datos significativos.

Finalmente, para poder compartir su trabajo con otros, deben desarrollar un vocabulario y un marco de trabajo para su comprensión que les permitan comunicar con claridad el conocimiento que adquieran. El resultado de estas actividades de aprendizaje será el conocimiento, que estaría firmemente situado en un contexto que refuerza tanto la aplicabilidad como el valor de ese conocimiento.

En las escuelas, por lo general, se diseñan experimentos que quitan toda incertidumbre y ayudan muy poco a obtener el compromiso en los alumnos además de dar poca importancia a la interacción social

El aprendizaje dirigido a metas es una de las opciones que mejor aplican el conocimiento de cómo aprendemos los seres humanos; sin embargo, como lo señala Gardner (1993), sería un error considerar al aprendizaje a través de proyectos como una panacea para todos los males de la educación. Algunas cosas necesitan ser enseñadas a través de la memorización o a través de un algoritmo. También tendríamos que señalar que, mal aplicado el aprendizaje dirigido a metas, podría servir de pretexto para perder el tiempo y para ocultar deficiencias en la comprensión del contenido esencial de una disciplina.

Bien aplicado, el aprendizaje dirigido a metas da la oportunidad de que el alumno maneje y aplique conocimientos previamente estudiados: aplica sus habilidades, comunica sus aprendizajes, aprende del conocimiento y las habilidades de los demás, regula su comportamiento en el trabajo en grupo y encuentra sentido en las materias que estudia.

La educación debe tener un propósito pragmático. La educación debería dedicarse a ayudar a los alumnos a desarrollar habilidades para hacer cosas útiles. Lo que es importante de aprender es lo que le ayude a los alumnos a hacer las cosas que desean o las que puedan ser inducidos a querer hacer. Por lo tanto, detallar el conocimiento que los alumnos necesitan implica primero detallar las cosas que los alumnos deben saber hacer, y luego explicar qué conocimiento será útil en cada caso. Autor: Luis Felipe Gómez: Coordinador de la Especialidad en Educación Cognoscitiva y profesor numerario del ITESO.