Estándares educativos
La calidad de la educación latinoamericana ha sido seriamente cuestionada. Puryear (1997) lo manifiesta claramente, cuando afirma: “La calidad de la educación que la mayoría de los niños y niñas reciben en América Latina es deficiente”; de igual modo, Daniel Filmus ex Director de FLACSO y actual Ministro de Educación de Argentina critica duramente la efectividad de las políticas educativas y las reformas de los noventa aduciendo que “los niveles de pobreza y exclusión se mantienen y en ciertos casos se amplían.
Escuelas públicas
Es particularmente el caso de las escuelas públicas que reúnen a la mayoría de los estudiantes de primaria y secundaria y virtualmente todos los sectores pobres”. Este autor establece cinco indicadores que sugieren el problema de la baja calidad de la educación en la región:
1.- Los gastos promedio por estudiante se mantienen muy por debajo de los gastos promedio de los países industrializados.
2. – Las tasas de repetición en América Latina son altas.
3.- Las tasas de estudios completos son bajas.
4. – Los puntajes en las pruebas son bajos en los pocos estudios comparativos que existen. 5.- El rendimiento en ciencias y tecnología es débil.
Comisión Internacional sobre Educación, Equidad y Competitividad Económica
Por otra parte, el Diálogo Interamericano y la Corporación de Investigaciones para el Desarrollo (CINDE), preocupados por esta situación, establecieron la comisión Internacional sobre Educación, Equidad y Competitividad Económica, para estudiar el problema de la calidad de la educación latinoamericana y proponer recomendaciones de cómo cambiar esta situación.
En su informe, esta Comisión (1998) señala tres indicadores de la crisis educacional de la región:
1.- Bajos puntajes en las pruebas, de acuerdo con los datos de los estudios internacionales.
2.- Bajo nivel educacional de los estudiantes que ingresan a la fuerza laboral.
3.- Falta de equidad entre escuelas privadas y públicas y entre escuelas urbanas y rurales.
Importancia de los estándares educativos
Según Esquivel (1998), la importancia de los estándares se reafirma en los siguientes argumentos:
1.- Permiten a los estudiantes, profesores, padres de familia y a la sociedad conocer claramente qué es lo que se espera que los estudiantes aprendan en la escuela.
2.-Sirven para orientar las reformas de las pruebas que se aplican a los estudiantes, de los textos de estudios, del currículum y de la formación y capacitación de los educadores.
3.-Cumplen una función coordinadora de las diferentes áreas del sistema educativo, pues logran que los variados elementos del sistema se centren en la misma meta: ayudar a que los alumnos logren los estándares.
4.- Son necesarios para ofrecer igualdad de oportunidades, pues en su establecimiento está implícito el principio de que todos los estudiantes deben contar con las mismas oportunidades de aprender.
Historia de los estándares educativos
La historia de los estándares ha sido la historia de grupos de personas que han llegado a acuerdos de cómo mejorar materiales, procesos y productos y de la comunicación de tales acuerdos para que sean conocidos por la gente que los necesita. Los estándares se originaron en el área de la industria, en respuesta a cambios en la tecnología.
Fue así como la International Standard Office (ISO) (Organización Internacional para la Normalización) fue fundada en 1946 para promover el desarrollo de normas internacionales para la manufactura, el comercio y la comunicación (normas ISO). Así, por ejemplo, está la serie de normas ISO 9000, que provee los requisitos de aseguramiento de la calidad y guías para gerenciar la calidad en una empresa (QSI, 1998).
De acuerdo con el punto de vista de la ISO en las normas 9000, los estándares o normas son las especificaciones de requerimientos para el aseguramiento de la calidad en la producción industrial. Según Albert Batik, citado por Ravitch (1995), la primera función de cualquier estándar es transmitir información de aquellos que tienen el conocimiento a los que necesitan y pueden emplear ese conocimiento.
Dada esta necesidad de la vida moderna, se tienen estándares en todos los órdenes de la vida diaria en sociedad; así están los estándares en el ramo de la construcción, en la seguridad industrial, en la prevención de incendios, en la salud, en las telecomunicaciones y en los campos del comercio y la economía; por lo que los gobiernos tienen oficinas de estándares de pesos y medidas para regular las transacciones.
Los estándares se establecen, cambian y se mejoran con el propósito de elevar la calidad de vida de los ciudadanos; de esta manera, los estándares ofrecen protección y la capacidad de predecir, lo que se traduce en un sentido de comodidad y seguridad para los ciudadanos.
La “palabra estándar”
La palabra estándar tiene diferentes significados para los educadores. Podría tener un vago significado como sinónimo de hacer algo mejor de alguna manera no especificada o un significado más preciso, como una meta posible de medir y, por lo tanto, conocer si se logra o no. Para los propósitos de este proyecto el término estándar tiene tres significados.
El estándar de contenido o estándar curricular describe lo que los maestros deben enseñar y lo que los estudiantes deben aprender (Ravitch,1995). Según esta autora, son descripciones claras y precisas de los conocimientos, habilidades y destrezas que deben ser enseñadas a los estudiantes.
Por conocimientos entendemos las ideas, conceptos, dilemas e informaciones más importantes de la disciplina y por habilidades y destrezas se “incluye las formas de pensar, trabajar, comunicarse, razonar e investigar que caracterizan a cada disciplina”(National Education Goals Panel, 1993, p.9).
Un estándar de contenido debe ser medible, de tal forma que permita conocer que los estudiantes demuestran domino del contenido o habilidad contenida en el estándar. Si no cumple con esta característica, el estándar no tendrá valor para los docentes ni para los estudiantes. Los estándares deben darse a conocer a los estudiantes y a sus padres; para que así se entienda claramente cuáles son las expectativas de aprendizaje que se tienen en la escuela.
Los estándares de ejecución y niveles de logro marcado definen el grado en que se logró el estándar de contenido. Representan lo que significa un desempeño inadecuado, aceptable, adecuado o superior. Según el National Educational Goals Panel, 1993 (Panel Nacional de Metas Educacionales) el estándar de ejecución “indica la naturaleza de la evidencia, tales como un ensayo, prueba matemática, experimento científico, proyecto, examen o una combinación de los anteriores, requerida para demostrar que el estándar de contenido se ha logrado y que la calidad del desempeño del estudiante es aceptable (lo que amerita una nota para pasar)”.
Los estándares de oportunidades de aprendizaje definen la disponibilidad de programas, personal y otros recursos que deben proveer las escuelas y el Estado para que los estudiantes puedan lograr las metas que señalan los estándares de contenido y de ejecución (Ravitch, 1995).
Implícito en el concepto de estándares está la relación entre la meta que establecemos para el estudiante y la medida que hacemos de ese logro. Esta congruencia entre los estándares y la medición se ha llegado a conocer como medición basada en estándares. En este paradigma de medición, los aprendizajes y las ejecuciones de los estudiantes son medidos contra los estándares, usando instrumentos que proveen resultados cuya interpretación sea válida y confiable (Burger, 1997).
Propósitos fundamentales de los estándares
Se señalan tres propósitos fundamentales de la medición basada en estándares:
a.-Contribuir a comunicar las metas que se esperan sean alcanzadas en las escuelas por los docentes y los estudiantes;
b.- Concretizar las metas para orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje y
c.- Centrar el esfuerzo de los educadores y los estudiantes en metas de desempeño específicas.
En un sistema educativo la definición de estándares tiene implicaciones para la enseñanza. En ella los estándares determinan lo que será enseñado. Cuando ésta información es compartida, dejando de lado toda sorpresa, los estudiantes satisfacen el estándar o lo sobrepasan. Se considera que todos los estudiantes pueden alcanzarlos, si se les da el tiempo y la instrucción adecuada.
Los estándares, aunque ofrecen la guía general para la enseñanza del qué y el cuánto, no pretenden de ninguna manera señalar la forma de llevar a cabo dicha tarea; es decir no están comprometidos con el cómo (métodos o técnicas de enseñanza). No se debe pretender que los estándares sean una guía metodológica.
Los estándares deben cumplir la función de comunicar a los docentes, administradores y padres de familia el qué y el cuánto los estudiantes deben aprender, pero de ninguna manera insinuar el cómo deben los docentes enseñar esos conocimientos o destrezas. En otras palabras, los estándares guían la enseñanza, pero no son una propuesta didáctica.
Los estándares deben respetar el juicio del docente, quien debe internalizar una filosofía de la enseñanza, respecto de los métodos y las técnicas que empleará para guiar el aprendizaje. La redacción de los estándares debe ser comprendida por los estudiantes, padres de familia, educadores y los miembros de la comunidad interesados en la educación. La comprensión por parte de todos será un elemento fundamental para que los estándares lleguen a ser verdaderas metas nacionales.
Se reconoce que la definición preliminar de los estándares es un trabajo de los especialistas de cada asignatura. Sin embargo, el procedimiento para su establecimiento definitivo deberá ser participativo y considerar la opinión de los gremios de educadores, de las cámaras de comercio y la industria, de la Iglesia, de los partidos políticos, de los líderes políticos de los ministerios de educación, de las asociaciones de empresas educativas privadas, etc. Debe ser un proceso de consulta, negociación y consenso.
Proceso técnico en la determinación de los estándares
La determinación de estándares implica no solo un proceso técnico, sino también político, porque entran en juego diferentes grupos de la sociedad interesados en definir cuál es la mejor educación para la población escolar.
Los intereses implican relaciones de poder. Por esta razón, una vez que los estándares se hayan establecido técnicamente, tendrán que ser sometidos a negociación con los diferentes grupos, para lograr consensos y compromisos (Title, 1984). Estos consensos y compromisos, en una primera etapa, deberán involucrar a la comunidad educativa: docentes y sus asociaciones o sindicatos, padres, técnicos de los ministerios, profesionales formadores y capacitadores de docentes y políticos educativos.
En el caso de los docentes, la socialización de los estándares implicará un trabajo de discusión de muestras reales de desempeños de estudiantes y de instrumentos de medición y sus indicadores de ejecución para cada uno de los estándares. Asimismo, deberán elaborarse y distribuirse nuevos materiales de enseñanza que recojan muestras discutidas y analizadas por maestros(as) con sus respectivos comentarios, para que sirvan de ejemplo para otros educadores.
Una segunda etapa implica la discusión y logro de consensos con el resto de la sociedad civil. Esta etapa es necesaria para que los estándares se conviertan en metas nacionales y se adquiera un compromiso nacional de proveer a la escuela y a los docentes los medios necesarios para que los niños y niñas tengan verdaderas oportunidades de aprendizaje (estándares de oportunidades de aprendizaje).