Números en el ámbito periodistico

Es necesario que el periodista sepa manejar los números para distinguir la diferencia entre las cifras sin sentido y las que son útiles, pues de lo contrario se arriesga a escribir historias desorientadoras y confusas, en el mejor de los casos, y de plano erróneas en el peor.

El periodista requiere de cierta intuición matemática para detectar los casos en que las cifras que examina no tienen sentido. Debe conocer los mecanismos de algunos procesos numéricos para captar el significado de las cifras y los datos.

Necesita conceptos matemáticos para entender las finanzas de la banca y las empresas, y distinguir los momentos de quiebra y de auge. En términos sencillos, el periodista necesita habilidades matemáticas para entender los números, así como requiere de destrezas lingüísticas para entender las palabras.

Detecta con rapidez una cifra improbable y tiene conocimientos prácticos básicos de aritmética y estadística para confirmar sus sospechas. Sabe calcular porcentajes, razones, tasas de cambio y otras relaciones entre números, que son mucho más elocuentes que los datos escuetos.

En el mundo tan técnico de hoy, los periodistas que manejan bien los números son más importantes que nunca. Esos son los escritores y editores capaces de evaluar y explicar los adelantos científicos, médicos, tecnológicos y económicos; ellos saben intuir nuevas historias en las bases de datos, analizando los números por su cuenta sin esperar que alguien con intereses creados los interprete.

La regla práctica es: mientras menos números use, tanto mejor. Los números deben redondearse en aras de la sencillez y ubicarse en su contexto para mayor claridad.

Así, en una historia acerca de un aumento en los gastos para educación, el periodista puede traducir las cifras crudas en la suma adicional que se gastará en cada niño. Y en una historia sobre el número de personas que mueren de cáncer pulmonar cada año, podría decir que es equivalente al número de pasajeros que morirían si todos los días se estrellara un jumbo jet.

Los periodistas que no aprenden matemáticas carecen de una habilidad básica necesaria para descifrar gran parte de la información del mundo que los rodea, como las estadísticas de criminalidad, las normas sobre contaminación y las cifras sobre desempleo.

Sin destrezas matemáticas apropiadas para su oficio, el periodista se condena a quedarse corto en su búsqueda de precisión. Los reporteros que todavía no tienen asignación “lanzan” sus ideas en la reunión sobre posibles historias, deseando que los jefes las aprueben para presentarlas en el noticiario de esta noche o en el periódico de mañana.

Una vez que las decisiones han sido tomadas, los jefes elaboran un “presupuesto”, es decir, la lista de las historias que desean tener disponibles pronto para su publicación o difusión. Surgen noticias que no estaban previstas y se suprimen algunas historias que no resultaron como se esperaba.

Pero el trabajo del editor no concluye ahí. Ninguna persona podría manejar por sí sola el volumen de historias que la mayoría de las organizaciones de noticias producen cada día.

En las grandes salas de redacción puede haber varios niveles de editores que al final rinden cuentas a la persona que está a cargo de la división de noticias, el editor principal del periódico o el director de noticias de la estación.

El trabajo del editor requiere diversas habilidades, un alto grado de conocimientos lingüísticos y la capacidad de manejar una agenda cambiante y trabajar sin tregua bajo presión.

Fuente: Manual de periodismo independiente de Deborah Potter