Un editor cuidadoso
Los editores buscan también con cuidado cualquier error en materia de hechos o de imparcialidad. Un editor cuidadoso lee los reportajes con sentido crítico, teniendo presentes estas preguntas:
– ¿Cómo se enteró el reportero de estos hechos?
– ¿Por qué le debe creer la audiencia?
– ¿Está bien fundamentado el argumento principal de la historia?
– ¿Son precisas las citas y captan lo que esa persona quiso decir en verdad?
– ¿Están representados todos los bandos?
– ¿Falta algo?
– ¿Es una historia imparcial?
Los editores prestan también atención a cuestiones de buen gusto y lenguaje, las cuales dependen de la cultura local.
Tanto los editores como los reporteros deben leer los textos en voz alta –sobre todo en la sala de redacción de los medios electrónicos–, para detectar si hay frases demasiado largas, redundancias, expresiones torpes y casos de doble sentido.
En muchas salas de redacción, el editor tiene autoridad para cambiar el texto del reportero y corregir errores básicos de esa índole sin consultarlo con él.
Sin embargo, los editores no son sólo correctores de pruebas, sino periodistas en el más amplio sentido de la palabra.
La mayoría de los editores y productores tienen experiencia o capacitación como reporteros. Por eso al leer las historias de los reporteros buscan mucho más que la corrección elemental: desean saber si la historia será comprensible para alguien que carezca de conocimientos sobre la materia.
Tienen muy presente la necesidad de que las historias sean atractivas e interesantes.
Si una historia es deficiente, el editor o productor debe ser capaz de trabajar con el reportero para mejorar el producto final.
Ahí es donde entran en juego sus habilidades de líder, pues aplica un procedimiento que se conoce de ordinario como “orientación del asesor” (coaching).
Fuente: Manual de periodismo independiente de Deborah Potter