Formación de investigadores

Hemos hecho referencia a la formación para designar un proceso propio del ser humano que caracterizamos como la función humana de la evolución, de una evolución orientada por fines considerados como relevantes por su posibilidad de aportar al desarrollo de las diversas potencialidades del ser.

Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando usamos la expresión «potencialidades del ser«? Justamente de lo que el hombre puede llegar a desarrollar cuando «pone en acción», como consecuencia de diversas experiencias de formación, las disposiciones naturales a las que llamamos aptitudes o capacidades, y que no son otra cosa que las posibilidades concretas de evolucionar teniendo como punto de partida dichas disposiciones, y como punto de llegada una gran variedad de habilidades, manifestadas tanto en los niveles de competencia respectivos, como en actitudes y aun en valores que permiten al ser humano, entre otras cosas, el desempeño de algunas prácticas, constituidas o no, como oficios o profesiones.

Iniciaremos entonces con la descripción de una práctica denominada investigación, como punto de partida, para referirnos posteriormente a la formación para la investigación.

En coincidencia con los planteamientos de Ducoing et al. (1988:23), se asume que en su acepción más amplia, la investigación, como representación concreta de la actividad científica, ˜aglutina a todo un conjunto de procesos de producción de conocimientos unificados por un campo conceptual común, organizados y regulados por un sistema de normas e inscritos en un conjunto de aparatos institucionales materiales™…, es a través de la investigación que se emprende una búsqueda sistematizada y controlada de síntesis sucesivas que permiten establecer proposiciones hipotéticas acerca de las relaciones entre fenómenos sociales.

Al hablar de investigación se hace referencia a ese conjunto de procesos de producción de conocimientos, pero fundamentalmente a la práctica que consiste en generar dichos procesos, orientarlos, apoyarlos, recuperarlos, reconstruirlos, a fin de que realmente conduzcan a la producción de conocimientos. Al concebir la investigación como una práctica cuya finalidad es la producción de conocimientos, se hace necesario especificar de qué naturaleza es o qué características tiene ese quehacer denominado «generación de conocimientos«. Al respecto, son ampliamente ilustrativos los planteamientos de Sánchez Puentes (1991:88) acerca de lo que es la generación de conocimientos.

Autor: María Guadalupe Moreno Bayardo