Científicamente hablando

Y, por otro lado, la evidencia científica ya se ha vuelto demasiado poderosa como para ser negada. Durante años los médicos han sabido que aquellos pacientes capaces de disfrutar de un buen sentido del humor presentaban importantes ventajas en cuanto a su recuperación y a sus respuestas a los tratamientos que no tenían aquellos que se dejaban hundir en la miseria y la desesperación.

Pero ahora ya no es simplemente una cuestión de observación privada de parte de algún profesional que simplemente se basa en su experiencia, sin aplicar investigaciones de carácter científicas, sino que ya las pruebas que hay son, sin dudas, de un carácter totalmente empírico y que siguen las reglas del método científico.

Desde el lado de lo puramente físico, podemos decir que hay una serie de respuestas corporales que están directamente relacionadas con la risa. Las más importantes son un aumento en la respiración y en el ritmo de la circulación de la sangre, secreción de enzimas tanto digestivas como hormonales, sumado a una nunca mala nivelación de la presión arterial (la cual, contrariamente, se desnivela cuando estamos nerviosos). También suele venir acompañada (la risa) de una sensación de euforia.

Lamentablemente, por algún motivo, durante años y años se ignoró los efectos benéficos de la risa como parte de los tratamientos. Aparentemente, se lo consideraba algo “poco serio”.

Pero hoy en día, y luego de que muchas investigaciones más antiguas fueron tristemente ignoradas, el humor está empezando a ser encontrado como una interesante forma de terapia, y hasta se le da un nombre al estudio de sus efectos: psiconeuroinmunología.