Justificación del estudio
Justificación del Estudio (¿Por qué es importante?)
Aunque, en apariencia, es sencilla, la justificación es una etapa de gran importancia en el proceso de investigación. Es en este punto, que el investigador comienza la búsqueda de apoyos. Para ello, debe de responder a una pregunta clave: ¿Por qué estudiar el problema que he descrito y no otro?
No debemos confundir la justificación del estudio de un problema con los objetivos que guían la investigación. La justificación debe hacerse a partir de la importancia que la investigación de una determinada porción dela realidad posea en sí misma; y cuando hablamos de esa relevancia, debemos recordar que el verdadero científico brinda a la sociedad algo más que su opinión; es decir, busca restarle importancia a su punto de vista estrictamente personal.
Esto no quiere decir que el investigador deba analizar problemas que no le interesen; significa que debe de buscar un punto de contacto entre su inquietud personal y la consideración, más general, que la disciplina científica a la que pertenece pueda tener, sobre determinados hechos o procesos. Incluso es hasta deseable que el investigador tenga clara conciencia de su interés personal en el asunto, pues es imposible indagar sobre la realidad si no existe, al menos, un mínimo de curiosidad personal.
No debemos confundir la justificación del estudio de un problema con los objetivos que guían la investigación. La justificación debe hacerse a partir de la importancia que la investigación de una determinada porción dela realidad posea en sí misma; y cuando hablamos de esa relevancia, debemos recordar que el verdadero científico brinda a la sociedad algo más que su opinión; es decir, busca restarle importancia a su punto de vista estrictamente personal.
Esto no quiere decir que el investigador deba analizar problemas que no le interesen; significa que debe de buscar un punto de contacto entre su inquietud personal y la consideración, más general, que la disciplina científica a la que pertenece pueda tener, sobre determinados hechos o procesos. Incluso es hasta deseable que el investigador tenga clara conciencia de su interés personal en el asunto, pues es imposible indagar sobre la realidad si no existe, al menos, un mínimo de curiosidad personal.
Así pues, el investigador puede encontrar la justificación para investigar un problema, preguntándose: “¿Por qué el problema X (que me interesa investigar) puede ser importante para la disciplina X?”. Esa pregunta debe responderla desde que diseña su investigación, ya que le permitirá tener en cuenta algunos elementos básicos que utilizará cuando realice el informe final de ella.
Por ejemplo, puede justificar el conteo y la medición de espacios destinados a la colocación de anuncios espectaculares, a partir del interés que la mercadotecnia puede tener en ese estudio, pues el mercadólogo debe buscar el mejor nicho de exhibición para un producto, buscando una mayor penetración de los mensajes entre el público.
Eso justificaría también la realización de un sondeo de opinión en forma de encuesta. O puede justificar, de acuerdo al mismo interés mercadotécnico, la búsqueda de la comprensión profunda del sentido que los posibles consumidores le dan al uso de anuncios espectaculares, ya que el estudio dará pistas para orientar una campaña publicitaria de acuerdo con las preferencias manifestadas por los consumidores para quienes esa campaña debe diseñarse y a los que se pretende convencer de orientar su preferencia personal hacia un producto determinado.
Naturalmente, debe existir una congruencia entre el planteamiento del problema y la justificación de su estudio, así como entre ésta y los objetivos que se persiguen con la conclusión de la investigación (a esta necesaria congruencia se le suele llamar “articulación metodológica”).
Es tristemente frecuente el hecho de que una investigación se justifique con argumentos que, una vez concluida, no pueden ser reencontrados. La justificación del estudio de un problema, pues, debe hacerse con toda seriedad. Es un paso sencillo, si el investigador se cuida para no caer en el error, en la excesiva generalización o en demasiada simplificación.