The human side of enterprise
McGregor consideraba que las creencias básicas de un directivo tienen una gran influencia sobre la forma en que se dirigen las empresas y que, en el corazón de estas creencias, se encuentran los supuestos que los propios mánager tienen sobre el comportamiento de la gente. El autor distinguía dos estilos de dirección contrapuestos en función de lo anterior, estilos que definió como “Teoría X” y “Teoría Y”.
Consideraba que la “Teoría X” era la dominante, una teoría que, a su juicio, no solo no funcionaba, sino que impactaba negativamente en el rendimiento de las organizaciones. Las asunciones de esta teoría eran las siguientes:
1. Al ser humano medio le desagrada el trabajo y lo evitará tanto como pueda. El mánager debe contraatacar para impedir la inherente tendencia del hombre a no trabajar.
2. A causa de esta característica, la mayoría de la gente debe ser coaccionada, controlada y amenazada con castigos, con objeto de que se esfuercen para alcanzar los objetivos de la organización. El desagrado hacia el trabajo es de tal calibre, que ni la promesa de recompensas logra superarlo.
3. El trabajador medio prefiere ser dirigido, desea evitar responsabilidades, tiene relativamente poca ambición, quiere seguridad ante todo.
Las premisas de la “Teoría X” eran “el palo o la zanahoria” y “la mediocridad de las masas”. Frente a la “Teoría X”, McGregor nos proponía la “Teoría Y”, que partía de la voluntad de integrar los objetivos del individuo y de la organización. Las asunciones de la “Teoría Y” eran las siguientes:
1. El esfuerzo físico o mental en el trabajo es tan natural como el juego o el descanso. El ser humano medio no siente aversión hacia el trabajo. En condiciones controlables, el trabajo puede ser una fuente de satisfacción o de castigo.
2. El control externo y la amenaza de castigo no son los únicos medios para conducir el esfuerzo hacia los objetivos de la organización. El hombre ejercerá directamente la dirección y el control hacia los objetivos de la organización, en la medida en que se comprometa con ellos.
3. El compromiso es el resultado de las recompensas asociadas con alcanzar los objetivos. Entre estas recompensas se halla la satisfacción del Yo y la autorrealización.
4. El ser humano medio, bajo condiciones correctas, aprende no solo a aceptar, sino a buscar la responsabilidad. Evitarla, carecer de ambición o hacer hincapié en la seguridad son consecuencias de la experiencia, no características inherentes al ser humano.
5. La capacidad para ejercer un alto grado de imaginación y creatividad en la solución de problemas organizacionales está distribuida estadísticamente de una forma amplia entre el conjunto de la población.
6. En las condiciones de la moderna vida industrial, las potencialidades intelectuales del ser humano medio están infrautilizadas.
La “Teoría Y” quiere crear el entorno idóneo para que las necesidades y objetivos de los individuos y de la organización se armonicen.
Fuente: Libro El canon del Management por Alfonso Durán-Pich