Cómo se acaba el círculo de éxito
Ganar no es algo garantizado de por vida porque requiere de un trabajo constante y creativo. Los triunfadores se equivocan, se enfrentan a problemas y tienen que buscar salidas. Su manera de encarar los contratiempos determina si su círculo de éxito ha experimentado tan sólo una interrupción o se está iniciando un círculo de fracaso.
En algunos ámbitos es difícil seguir ganando porque las propias reglas del juego fomentan la competencia. Sin embargo, los factores externos cuentan menos en la caída de los ganadores que sus errores a la hora de mantener la disciplina o las redes de apoyo que, en su momento, les ayudaron a hacer un hábito de su capacidad de ganar. El antídoto contra el miedo es la confianza, que no permite que una complicación y sus derivaciones más desastrosas se conviertan en pérdidas irreparables.
La superación de obstáculos fortalece a aquellos con el ánimo suficiente para no sucumbir al pánico en situaciones adversas. Someterse a una disciplina mental y física en las circunstancias más adversas, tales como el ejercicio de buscar el remedio para “el peor de los casos”, refuerza la capacidad de resolver problemas y trabajar en equipo.
La confianza se basa en expectativas razonables y en ese matiz se diferencia del exceso de confianza. El auge de las puntocom a finales de los 90 estaba basado en una confianza exagerada sin base en la realidad. El exceso de confianza se produce cuando la realidad se simplifica demasiado y se pierden de vista elementos que conducen tanto al triunfo como al fracaso. El éxito puede ser el resultado de la acción A, pero también de las acciones B, C o D: ante una realidad patente como esta, mostrarse confiado sin razones de peso, arrogante, autocomplaciente y seguro de la victoria es el principio del círculo de fracaso.
Tener éxito significa, ante todo, sobrevivir lo suficiente para necesitar mantenimiento y reparación, es decir, reinversión. Los ganadores pasan por un proceso natural de envejecimiento y tanto sus instalaciones, como herramientas o capacidades se deterioran con el tiempo. La habilidad de los triunfadores para afrontar las crisis y gestionarlas con sabiduría se asienta en su capacidad de diagnosticar una situación comprometida, dialogar sin censura, asumir los hechos y movilizarse para enderezar el rumbo. Fuente: Libro la Confianza por Rossabeth Moss Kanter