Pensar en grande, actuar en pequeño
La devoción de Steve por la simplicidad era tal que no podía soportar una jerarquía complicada. En lo más profundo de su ser creía que podía llevar una compañía global al éxito sin caer en la tentación de la complejidad.
Según John Sculley, Steve se guiaba por el principio de que en el equipo del Mac no podía haber más de cien personas. Decía que no podía recordar más de cien nombres y que únicamente quería trabajar con gente que conocía personalmente. Le gustaba trabajar controlándolo todo.
Cuando nació Apple Computer Inc., Jobs, Wozniak y sus socios formaron el mejor grupo reducido de personas inteligentes. Fueron precisamente estos orígenes pequeños y emprendedores de Apple los que hicieron que Steve creyera en esta forma de trabajar. Lo sorprendente es que no solo estimuló el crecimiento de Apple hasta convertirla en una gran empresa, sino que la estimuló tanto que acabó convirtiéndose en la compañía más valiosa del planeta por el precio de su acción.
Por lo general, la calidad del trabajo resultante de un proyecto suele ser inversamente proporcional al número de personas implicadas en ese proyecto. La participación del máximo responsable es fundamental. La calidad también dependerá directamente del grado de implicación de la persona que tiene la última palabra.
Fuente: Libro Increíblemente simple por Ken Segall