Pensar con escepticismo
Muchas de las opiniones expertas que oímos en el mundo de la empresa son necesariamente limitadoras. Puede que sean de alguien que no ha pensado detenidamente en la situación o que no conoce todos los detalles o que simplemente estaba actuando con más cautela de la que debería. Esto último puede ser especialmente característico de los abogados.
Steve Jobs estaba muy comprometido con su visión y creía en su propio criterio. Si bien respetaba la opinión de los abogados, no esperaba que un abogado dominara todos los matices del marketing o estuviera al corriente de otras consideraciones que pudieran afectar a una decisión específica. No tenía, por tanto, ningún reparo en vetar sus consejos conservadores si creía que podían conllevar cierto riesgo. El producto estaba listo. Los anuncios estaban listos. Todo era perfecto, excepto el fastidioso pequeño detalle de que la empresa Cisco ya estaba vendiendo un aparato con el mismo nombre.
No se ha oído hablar mucho del iPhone de Cisco gracias a que Steve actuó con escepticismo cuando se enteró de que la marca registrada por esta empresa iba a ser un obstáculo. El iPhone de Cisco tenía un nombre muy adecuado. A Steve no le hizo ninguna gracia que Cisco utilizara el nombre iPhone para su dispositivo prácticamente invisible, cuando pensaba que era el nombre perfecto para el suyo, que iba a cambiar el mundo. Según todos los indicadores, seguir adelante con el anuncio del iPhone podía exponer a Apple a un grave litigio.
Según algunas declaraciones publicadas por fuentes de Cisco, al final llegaron a un acuerdo con Apple, que recibió los papeles para firmar justo el día antes de que Steve presentara el iPhone. Steve decidió no firmar. Al día siguiente, empezó la revolución del iPhone y el tema con Cisco nunca llegó a resolverse.
De hecho, inmediatamente después de la presentación del iPhone, Cisco inició un proceso legal, pero enseguida llegó a un acuerdo con Apple con unas condiciones no reveladas. Parece ser que Apple accedió a hacer marketing conjunto con Cisco, aunque nadie parece tener ni idea de que algo parecido haya ocurrido.
Si bien Apple se jugaba mucho, los mismos principios se aplican a nuestras decisiones más cotidianas. Lo importante es evaluar los consejos en el contexto y tener la fuerza necesaria para seguir adelante cuando lo que podemos ganar supera con creces los riesgos en los que podemos incurrir.
Fuente: Libro Increíblemente simple por Ken Segall