Cómo introducir el cambio
Los cambios en la economía global son inevitables, constantes, reales y, dado que tienen lugar fuera de la empresa, lo mejor que se puede hacer es descubrir el modo óptimo de preparar a nuestro equipo a un coste mínimo para él.
Nuestras opciones son tres: fuerza, persuasión y formación. Cuál elegir dependerá de lo que haya que hacer y en qué tiempo, reconociendo que cada uno de estos métodos tiene sus ventajas y limitaciones.
Nos vemos obligados a recurrir a la fuerza cuando el tiempo es nuestro enemigo. En este caso el papel del dictador parece inevitable, dirigiendo desde el despacho todas las prácticas y procesos de la empresa. Aunque de esta manera pueden conseguirse resultados en el tiempo más corto posible, también se causan muchos estragos. El personal empezará a protestar por su falta de voz y por la comunicación unidireccional y su lealtad podrá verse comprometida.
En lo relativo al tiempo y dinero, la formación es la herramienta ideal para la gestión del cambio. Mediante ella, se comparte la información operativa y financiera con los miembros del equipo y se les anima a familiarizarse con el funcionamiento de la empresa. La formación les proporciona autonomía, les permite compartir responsabilidades y les hace más competitivos, además de ofrecer dividendos tales como una tasa de retención más alta y un compromiso y productividad óptimos por parte de los empleados.
Fuente: Libro “La verdad sobre la gestión del cambio” por William S. Kane