Descubrir objetivo especial
La mayoría de las personas que han triunfado recuerdan que, en algún momento de sus años de formación, alguien les dijo que tenían un talento especial. Puede que fuera un maestro, un primer jefe o sus padres. El psicólogo Sigmund Freud lo llamó «la semilla dorada».
Todos tenemos un objetivo especial y tenemos que descubrir cuál es el nuestro. Las siguientes propuestas pueden ayudarnos a pensar en ello:
- No confundir nuestro trabajo y nuestro objetivo: no son lo mismo. Nuestro trabajo no debería ser nuestro objetivo, sino enlazar con él. Nuestro trabajo debe sustentar lo que siempre habíamos querido hacer. Richard Branson dice que si trabajamos por lo que realmente importa (nuestro objetivo) nos entregamos en cuerpo y alma.
- Nuestras metas deben encajar en nuestro objetivo. Lo que hagamos de forma cotidiana debe encajar en nuestro objetivo. A veces estamos demasiado atrapados en la solución de los problemas de los demás, en lugar de dedicar tiempo a nosotros mismos y a nuestro objetivo. El éxito no es el resultado de la suerte ni de la combustión espontánea, sino del esfuerzo constante.
- Nuestro objetivo no tiene por qué ser demasiado impresionante. Nuestro objetivo no tiene por qué ser lograr la paz en el mundo o curar el cáncer, así que no debemos sentir la necesidad de inventar algo para conseguirlo. Nuestro objetivo únicamente tiene que impresionarnos a nosotros mismos.
- Nuestro objetivo no tiene por qué ser complicado. Tenemos que hacer que nuestro objetivo sea simple; que nos diga algo que conmueva nuestra alma y nos ayude a comprender que estamos aquí para lograr algo.
Tenemos que tener un objetivo claro sobre lo que significa nuestra vida, y ser capaces de explicar qué hemos venido a lograr.
Fuente: Pensamiento líquido por Damian Hughes