Obtener ideas frescas e innovadoras
No existen reglas para saber cómo podemos ser creativos. Sin embargo, tenemos una serie de directrices que nos pueden proporcionar ideas frescas e innovadoras.
Ir a por la cantidad. Cuando se trata de la creatividad, más es casi siempre mejor; en parte porque nunca se sabe cuándo vamos a dar con algo grande y en parte porque al buscar volumen, nos obligamos a pensar con mayor amplitud que si solo nos concentramos en nuestro problema inmediato.
No juzgar ni evaluar las ideas mientras vamos avanzando. Es la norma más difícil de acatar. En cuanto tenemos una idea que nos parece absurda, la descartamos por eso mismo. Pero todas las ideas son buenas porque en el momento de tenerlas no sabemos adónde pueden llevarnos.
Recoger, de alguna manera, todas las ideas que tengamos. Si no anotamos nuestras ideas, podemos acabar concentrándonos solamente en tratar de recordar lo que ya hemos pensado, en lugar de dejar las ideas, por brillantes que sean, a un lado y pensar desde cero.
Aprender a amar las medias respuestas. Un momento genial puede producirse al permitir que una idea anterior que nos gustaba (aunque no supiéramos exactamente por qué) tome forma y se desarrolle en nuestra mente. No debemos descartar las soluciones parciales, ya que, con frecuencia, nos pueden llevar a la respuesta completa, aunque no lo hagan de inmediato.
Ser ingenuos. A veces, incluso los expertos con mucha experiencia pueden no dar con la respuesta adecuada. Pero si actuamos de forma ingenua, sin apoyarnos en nuestra experiencia y partiendo de cero, quizá estemos alerta ante la existencia de un planteamiento totalmente diferente.
Tener un objetivo. La creatividad sin rumbo no es de mucha utilidad. Debemos recordar siempre nuestro objetivo, ya que así aumentaremos posibilidades de que se nos ocurra algo que sea no solo original sino también valioso.
Fuente: Pensamiento líquido por Damian Hughes