Sistemas automáticos o de autocontrol
Los sistemas automáticos, o de autocontrol, son más teóricos que reales, ya que deberían, una vez programados, mantener la capacidad de autorregularse. En la práctica no existen sistemas totalmente automáticos, siendo imprescindible la intervención de la persona como parte del sistema, al menos en las funciones de supervisión y mantenimiento.
Cuando diseñamos sistemas automáticos, lo que estamos diseñando en realidad son sistemas semiautomáticos (satélites, sondas, etc), pero al final del proceso siempre encontraremos usuarios que recibirán unos u otros datos y que, previa interpretación, actuarán en consecuencia (dar por desaparecidos la sonda espacial, artefacto fuera del sistema de control, rectificar trayectoria, etc…).
En la práctica los sistemas P-M suelen estar formados por la interacción de subsistemas de los tres tipos. Para diseñar correctamente un sistema P-M, debemos identificar las funciones, jerarquizarlas y hacer una repartición de ellas entre la persona y la máquina; debemos pues, considerar las ventajas e inconvenientes (económicos, tecnológicos, sociales y por supuesto ergonómicos) de atribuir una función la persona o a la máquina, para esto último tenemos que considerar las características generales de ambos.
Fuente: Apuntes de Ergonomía de Pedro R. Mondelo, Enrique Gregori – Pedro Barrau, Ediciones UPC