Importancia de la motivación en el docente

Muchos docentes han descuidado el alcance, las repercusiones positivas que una buena motivación puede generar en sus estudiantes.

Desde luego, ello se atribuye en gran medida por la ausencia del conocimiento que se tiene sobre los factores motivacionales y cómo inciden en el comportamiento, creatividad, en resultados que favorezcan a los actores involucrados, especialmente a quien se motiva.

El docente moderno debe estar bien compenetrado cómo son sus interrelaciones con sus estudiantes, de que manera ellos lo perciben y se sienten plenamente identificado con su estilo docente, concretamente, si realmente están motivados con los conocimientos que proporciona y lo que estos generan en pro de darle paso a nuevas ideas.

No se trata de estar al frente del grupo de estudiantes y repetir ideas de otros, se trata de compartir, dialogar, motivar al estudiante a participar a exponer su criterio a identificarse plenamente con el tema a tratar, evaluar su alcance, lo que estos conocimientos representan.

En cada clase tiene el docente la oportunidad de optimizar el tiempo que se le da para adentrarse en la forma de cómo motivar a sus alumnos y obtener resultados que favorezcan a todos.

Para ello debe saber manejar adecuadamente los factores motivacionales, estímulos que generen un buen clima organizacional, que den paso a una excelente integración de alumno profesor.

Pedro García Alonso al respecto nos invita a tomar muy en cuenta la siguiente pregunta ¿Cuál es la causa principal de la desmotivación de los alumnos en las clases?. Sobre ello señala:

 Falta de aplicación práctica de los contenidos, carencia de ver el contacto con la realidad profesional y con el mundo real en que vivimos. No explicar por qué se tiene que aprender precisamente eso que se exige.

 Separación y divorcio entre la universidad y la empresa, entre la profesionalidad y la ciencia, entre lo práctico y lo teórico. No se percibe la utilidad profesional ni el sentido productivo.

 Distanciamiento entre el docente y los estudiantes. Ausencia de trato frecuente entre profesor y alumno. Falta de tutorías. Se cuestiona por qué el profesor dicta esas lecciones, a qué interés responde, si es sólo al del profesor, o si es al de los alumnos.

 Reducirse el contacto profesor alumno simplemente a las clases y nada más. Falta de convivencia, de transmisión de contenidos vitales, de mostrar la experiencia directa y vivida.

 Poca investigación guiada, poca orientación profesional y poco estímulo para sus prácticas.

 Hacer referencias constantes a la realidad que ellos viven, que pueden percibir en el mundo extrauniversitario.

 Dialogar. Comprobar la aceptación o el rechazo que provoca la enseñanza transmitida.

 Ofrecer casos prácticos, no subirse a las nubes y olvidar el día a día.

 Relacionarlo con los demás contenidos que ya poseen, con las cuestiones que ya dominan, con todo su acerbo cultural.

 Usar internet: Responder de inmediato sus dudas por la Red en chat, web, emails, campus virtual…

 Estar siempre disponible para sus necesidades, dando importancia a sus propuestas y solicitudes.

 Conocerles. No tratarlos como «un curso», «un grupo», «una clase», sino descubrir la persona que cada uno es.

 Escucharles. Hablar antes y después de clase, a la entrada y a la salida, en la cafetería y en los pasillos… Eso facilita que el mismo tono natural de conversación se mantenga durante las clases.

 Lanzar preguntas y dirigir en forma de discusión progresiva lo que de otro modo sería un aburrido dictado o un inaguantable monólogo autosuficiente.

 Ponerse a su altura. Darles el respeto y el afecto que merecen como personas. Decirles que tú eres nada más que el manager, el míster, pero que el equipo lo formamos todos, que sus éxitos son tus triunfos, que sus logros son tus victorias, que estás siempre a su servicio.

 Tratarles a ellos, como a ti te gustaría que tu propio jefe te tratara.

Definitivamente la docencia en el presente requiere de una vinculación más dinámica del docente con todos aquellos factores, estímulos motivacionales que conlleven a resultados favorables para todos los actores involucrados, especialmente el alumnado quien debe generar los cambios, contribuciones que hoy se requieren para que su ejercicio profesional beneficie a todos.

Fuente: articuloz.com