Comunicaciones electrónicas
Hasta hace unos 15 0 20 años, había muy pocos adelantos tecnológicos que afectaban de manera significativa las comunicaciones organizacionales, a principios de este siglo, el teléfono redujo en forma drástica la comunicación personal, cara a cara.
La popularización de la máquina fotocopiadora a finales de la década de los sesenta anunció la muerte del papel carbón e hizo que el copiado de los documentos fuera más rápido y fácil.
Pero a principios de la década de los ochenta, hemos sido sujetos de un ataque masivo de las nuevas tecnologías electrónicas que están dando forma en gran medida a la manera que nos comunicamos en las organizaciones.
Entre aquéllas se incluyen el radio lo calizadotes, los faxes, la conferencia por video, las reuniones electrónicas, el correo electrónico, los teléfonos celulares, el correo de voz y los comunicadores personales del tamaño de la palma de la mano.
Las comunicaciones electrónicas ya no hacen necesario que usted esté disponible en su estación de trabajo o escritorio.
Los radiolocalizadores, los teléfonos celulares y los comunicadores personales permiten que usted sea localizado cuando esté en una reunión, en su almuerzo, mientras visita la oficina de un cliente al otro lado de la ciudad o durante el juego de golf, el sábado por la mañana.
La línea entre el trabajo del empleado y su vida fuera del trabajo ya no es muy clara. En la era electrónica, todos los empleados pueden estar teóricamente “disponibles” las 24 horas al día.
Las barreras organizacionales se vuelven menos relevantes como resultado de las comunicaciones electrónicas.
¿Por qué? Porque las computadoras conectadas en red –aquellas que están encadenadas para intercomunicar se– permiten a los empleados saltar a los niveles verticales dentro de la organización, trabajar tiempo completo en casa o en algún otro lugar diferente de las instalaciones de la organización.
El investigador de mercados que quiere discutir un tema con el vicepresidente de mercadotecnia (quien está a tres niveles arriba en la jerarquía), puede hacer un puente para atravesar al personal que se encuentra en medio y enviarle un mensaje electrónico directamente.
Y al hacerlo, el estatus jerárquico tradicional, determinado en gran medida por el nivel y el acceso, se niega en su esencia.
O el mismo investigador de mercado podría vivir en las islas Caimán y trabajar en casa vía tele conmutación, en lugar de hacer su trabajo en la oficina de Chicago de la compañía.
Y cuando la computadora del empleado está conectada a las computadoras de los proveedores y clientes, las barreras que separan a las organizaciones se vuelven todavía más borrosas. Cientos de proveedores, por ejemplo, están conectados a las computadoras de Wal-mart.
Esto permite a la gente de las compañías como Levi Strauss monitorear el inventario de los pantalones vaqueros de Wal-Mart y reemplazar la mercancía conforme sea necesario, opacando la distinción entre empleados de Levi y de Wal-Mart.
Aunque el teléfono permitió que la gente transmitiera mensajes verbales en forma instantánea, hasta hace poco esta misma velocidad n o estaba disponible para la palabra escrita.
A mediados de la década de los sesenta, las organizaciones dependían por completo de los memorandos para mensajes internos in sitio, y de los servicios de cable y de correo para mensajes externos. Luego llegaron la entrega al día siguiente y los faxes.
Hoy en día, casi todas las organizaciones que han introducido el correo electrónico y un número cada vez mayor proporciona a sus empleados acceso a Internet, de modo que las comunicaciones escritas se transmiten con la misma velocidad del teléfono.
Las comunicaciones electrónicas han revolucionado tanto la capacidad de tener acceso a otras personas como de conseguirlas casi al instante. Por desgracia, tal acceso y tal velocidad tienen sus desventajas.
El correo electrónico, por ejemplo, no proporciona el componente no verbal de la comunicación que tiene la reunión cara a cara. Tampoco transmite las emociones y expresiones que pasan a través de las entonaciones verbales en las conversaciones telefónicas.
De igual manera, se ha notado que las reuniones han servido tradicionalmente para dos propósitos diferentes —satisfacer la necesidad de afiliación de grupo y servir como foro para terminar una tarea.
Las videoconferencias y las reuniones electrónicas funcionan bien como apoyo a las tareas pero no satisfacen las necesidades de afiliación. Para la gente con una alta necesidad de contacto social, un uso amplio de las comunicaciones electrónicas probablemente conduzca a una satisfacción menor en el trabajo.
Fuente: Apuntes de la materia de Administración de la Unideg