Cómo llevar a cabo un adecuado manejo de clase
El manejo de la clase es la supervisión y el control efectivo que el profesor ejerce sobre sus alumnos con el propósito de crear y mantener en sus clases una atmósfera sana y propicia a la atención y al trabajo mental intensivo, desarrollando en los alumnos hábitos fundamentales de orden, disciplina y trabajo, e inculcándoles sentido de responsabilidad. El manejo de la clase se propone simultáneamente objetivos inmediatos o instructivos y objetivos mediatos o educativos.
Los objetivos inmediatos o instructivos son:
1. Asegurar el orden y la disciplina necesarios para el trabajo en el aula.
2. Garantizar el mejor aprovechamiento del tiempo, llevando a los alumnos a rendir más en los estudios.
Estos objetivos aseguran, por consiguiente, las condiciones necesarias e indispensables para todo trabajo escolar eficiente.
Los objetivos mediatos o educativos son de fundamental importancia para la formación moral y social de los educandos y consisten en desarrollar en los alumnos:
– Sentido de responsabilidad.
– Actitudes de sociabilidad y de respeto a los superiores y a los colegas.
– Espíritu de colaboración y de auxilio mutuo.
– Amor al trabajo y gusto por el estudio.
– Hábitos de aseo, de orden y de buena conducta social e individual.
-Atributos de carácter moral como honestidad, lealtad, veracidad, franqueza, etcétera.
Hay tres tipos fundamentales de manejo de la clase:
– Correctivo: consiste en la vigilancia rigurosa, castigándose a posteriori las infracciones cometidas por los alumnos.
– Preventivo: consiste en prever las infracciones, anticipándose a ellas, y evitar sus causas impidiendo así su incidencia.
– Educativo: consiste en formar el espíritu de los alumnos para el autogobierno y la autodisciplina consciente en el trabajo y en el estudio.
Podemos señalar los siguientes principios y normas para el manejo de la clase:
1. Implantar y mantener una pauta de funcionamiento normal, dictando a los alumnos instrucciones específicas.
2. Mantener siempre una sucesión ordenada de las actividades de las clases, de modo que los alumnos se habitúen a ella, evitándose sorpresas que provoquen desórdenes en la clase.
3. Ocupación mental intensiva de todos los alumnos: la indisciplina en clase es casi siempre fruto inevitable de la ociosidad mental, es decir, de a ausencia de objetivos inmediatos y concretos que polaricen la atención de los alumnos y los induzcan al trabajo y a la actividad mental intensiva.
4. Rotación de los alumnos en las responsabilidades de clase: en vez de monopolizar todas las actividades de clase, el profesor moderno las distribuye por turnos periódicos (mensuales o bimestrales) entre sus alumnos, dándoles oportunidad para colaborar en los trabajos y participar de funciones de responsabilidad, tales como:
– Dirección de equipos de trabajo y de grupos de excursión.
– Pasar la lista y hacer el recuento de faltas de los alumnos.
– Encargarse de la limpieza de la pizarra y de la provisión de tiza, así como del cuidado por la limpieza de la sala.
– Recoger los deberes y repartir los apuntes multicopiados entre los condiscípulos.
– Encargarse de manipular y conservar los equipos, libros y material auxiliar empleado en clase.
– Cuidar de las puertas, ventanas, cortinas, interruptores, etc.