Formas de energía
Las formas de energía constituyen el segundo gran grupo de contaminantes y se dividen, a su vez, en tres tipos: las radiaciones ionizantes, las radiaciones no ionizantes y el ruido.
1. Radiaciones ionizantes. Son una serie de partículas u ondas electromagnéticas que pueden ionizar átomos o moléculas de la materia sobre la que actúan directamente, alterando el equilibrio químico de su estructura y sus funciones.
Las radiaciones alfa y beta son partículas cargadas eléctricamente y se diferencian entre sí por su poder de penetración en la materia: las alfa poseen un poder de penetración menor (una delgada hoja de papel las detiene), mientras que las beta tienen un poder mayor (necesitan al menos una lámina de aluminio para ser retenidas).
Los rayos X y las radiaciones gamma, al ser ondas electromagnéticas, poseen un alto poder de penetración (decímetros para los rayos X y metros para las radiaciones gamma); por tanto, sus efectos sobre los seres vivos son mayores.
El origen natural de estas radiaciones se encuentra en los procesos de transformación de los materiales radiactivos de la corteza terrestre y en las radiaciones cósmicas. Son fuentes de estas radiaciones ciertas actividades médicas de tratamiento y exploración (rayos X, gammagrafías…), escapes en centrales nucleares, transporte de material radiactivo, fábricas de concentrados de uranio y actividades de investigación, que emplean isótopos radiactivos.
2. Radiaciones no ionizantes. Son ondas electromagnéticas que no modiican la estructura de la materia al no provocar ionización en los átomos. Tienen su origen natural en el Sol y en la superficie de la Tierra y su origen antropogénico en los cables de fluido eléctrico y aparatos eléctricos
3. Ruido. Se considera en la actualidad un tipo especial de contaminación atmosférica con una gran incidencia sobre las poblaciones.