Factores de riesgo en el paciente quirúrgico
Introducción
Una de las principales características de la cirugía oral y maxilofacial es que la mayor parte de procedimientos efectuados son de naturaleza electiva y se realizan sobre pacientes jóvenes y sanos. Ello no es óbice para un estudio preoperatorio minucioso del sujeto para valorar el riesgo quirúrgico.
Riesgo quirúrgico
1. Riesgo asociado con el procedimiento
Los procedimientos de cirugía oral se asocian con una tasa de mortalidad del 0.27%
2. Riesgo relacionado con el profesional
Derivados de las aptitudes, experiencia y población atendida por el profesional de la institución.
3. Riesgo relacionado con la anestesia
4. Riesgo relacionado con el paciente
Factores de riesgo en el paciente quirúrgico
Aunque cada enfermedad tiene u historia natural propia existen consideraciones generales a tener en cuenta al evaluar y minimizar los riesgos quirúrgicos de un paciente.
El riesgo quirúrgico depende de varios factores:
– Estado médico general del paciente
– Historia natural de la enfermedad responsable de la intervención quirúrgica a que va a ser sometido el paciente
– Cualquier alteración que la cirugía pueda acarrear sobre el estado médico general previo del paciente.
Historia clínica
Es uno de los parámetros más fiables para detectar ciertos factores de riesgo como:
1. Enfermedades familiares
– Alteraciones hemorrágicas
– Complicaciones anestésicas.
2. Problemas en intervenciones y anestesias anteriores
3. Alergias o asma
4. Medicación
– Corticoesteroides
– Diuréticos
– Anticoagulantes
– Antiagregantes
Parámetros fisiológicos
El control de ciertos parámetros fisiológicos en los pacientes quirúrgicos puede disminuir su riesgo quirúrgico.
– Alteraciones hidroeléctricas
Una historia de náuseas, vómitos, anorexia crónica y obstrucción intestinal, puede asociarse a deshidratación y alteraciones electrolíticas.
– Recuento de hematíes
Unos niveles de hemoglobina superior a 10g/dl son el mínimo aceptable para la cirugía. De todas formas debido a las enfermedades relacionadas con la transfusión de sangre, este límite puede ser cuestionado sobre todo en aquellos casos en que el paciente permanezca asintomático o con buena tolerancia a la clínica derivada de su anemia.
Preoperatoriamente deberá considerarse la transfusión de concentrados de hematíes en los siguientes casos:
1. Hemoglobina inferior a 10g/dl, con pérdidas de sangre antes de la intervención.
2. Manifestaciones clínicas de hipovolemia debidas a pérdida sanguínea durante las 12 h previas a la intervención.
3. Sospecha o pruebas de contracción crónica del volumen sanguíneo.
4. Pacientes con enfermedad cardiopulmonar y con déficit de aporte de oxígeno.
– Malnutrición
La malnutrición puede incrementar el riesgo quirúrgico. Se ha detectado una relación entre el déficit nutricional y una mayor incidencia de muertes por infecciones en pacientes intervenidos de forma electiva.
Infección
Toda infección debe ser controlada antes de la intervención. Las operaciones electivas deberían aplazarse hasta conseguir un control total de la infección. La profilaxis antibiótica puede reducir el riesgo de complicaciones por infecciones.
Prevención de las complicaciones
En las situaciones agudas del pronóstico dependerá en gran parte de la prevención de las complicaciones que se presentan a lo largo de la historia natural de la enfermedad. Es importante establecer el diagnóstico e indicar el tratamiento de la enfermedad de base antes de indicar el tratamiento de la enfermedad de base antes de que aparezcan, incluso en los casos en que se requiera una intervención quirúrgica para llegar al diagnóstico.
Educación del paciente
Es importante que el paciente tenga una visión realista de su enfermedad, su pronóstico y la evolución esperada de la intervención a la que va a ser sometido. De esta forma se asegurará la máxima cooperación del enfermo con el médico reduciendo el riesgo quirúrgico.
– Consentimiento informado.
Por imperativo legal, todo paciente que va a ser sometido a cualquier procedimiento, ya sea diagnóstico, terapéutico o pronóstico, debe recibir información, tanto verbal como escrita por parte de su médico responsable.
Existen documentos oficiales de consentimiento informado avalados por las sociedades científicas de nuestra especialidad, mediante los cuales se asegura la correcta información a la vez que se obtiene la autorización expresa del paciente para poder realizar el procedimiento en cuestión, asumiendo lo que representa el acto quirúrgico en sí y las posibles complicaciones inherentes a éste.
Para cada intervención debe existir un modelo diferente con sus especificaciones individualizadas y el profesional dispondrá de tiempo suficiente en la consulta para explicar al paciente todos los pormenores y escuchar todas las dudas que se le presenten.
Actualmente es recomendable no realizar la intervención quirúrgica a un paciente que no firme este consentimiento informado, ya que su negativa puede comportar problemas legales importantes debido a que no podremos demostrar que el sujeto ha entendido bien el procedimiento al que va a someterse.
Fuente: Cirugía Oral e Implantología
2da edición.
Guillermo Raspall
Editorial Panamericana