Bosque de coníferas o taiga
En el sur de la tundra, alrededor de la región polar del Hemisferio Norte, se encuentra una ancha franja de bosque de coníferas, o taiga, siempre verde. En el Hemisferio Sur sólo existe una región reducida de bosque de coníferas. Esto se debe a la falta de superficie terrestre, puesto que las altitudes apropiadas caen en gran parte entre la costa del Antártico y las puntas de los continentes meridionales. Los abetos, los pinabetes, los pinos y otras coníferas de la taiga pueden desarrollarse a estas latitudes gracias al aumento de humedad anual disponible.
Este aumento de humedad en la taiga, con respecto a la tundra, se debe a las temperaturas más cálidas y lejos de los polos. En estas temperaturas más altas , grandes cantidades de humedad no pueden permanecer en forma de hielo absorbible para las plantas, como ocurre en la tundra. Aunque las coníferas estén sujetas a fríos e inviernos prolongados, en estas latitudes, permanecen verdes todo el año, con todo, y, no pierden las hojas (agujas) simultáneamente.
Sin embargo, las tensiones del invierno sub-ártico llevan la producción fotosintética a un paro virtual. Plantas fanerógamas, como los sauces y los abedules crecen a lo largo de las corrientes de agua y hábitat de pioneros en la taiga y pierden sus hojas en invierno.
La vida animal es también relativamente pobre en las especies en este bioma. Mamíferos de pelo, como los osos, las comadreja y las martas, son los habitantes típicos. Los depredadores no suelen emigrar tanto en este bioma como en la tundra, puesto que las especies de presa que habitan la taiga pueden permanecer activas arriba del suelo durante el invierno.