La transición de la salud
Las características poblacionales, así como la forma en que sobre ella se distribuye el fenómeno salud-enfermedad, son los aspectos a destacar para comprender las condiciones de salud en México. Estos procesos se encuentran inmersos actualmente en una transición, no sólo por su naturaleza dinámica, sino también por los importantes cambios de tipo contextual de la década anterior.
En relación con la transición demográfica en este siglo, en México se observan como características principales los descensos en la mortalidad9 -de 23.5 muertes por cada 1000 habitantes en 1940 a 6.2 en 1980- y la fecundidad10 -de 6.7 hijos por cada mujer en edad fértil en 1970 a 3.8 en 1988-, que han ocasionado cambios en la estructura de edades de la población y también se han dado intensos procesos migratorios que han derivado en el crecimiento desmedido de las ciudades.
No obstante, algunos autores estiman que para el año 2000 habrá casi 3 millones de nacimientos -400,000 más que en 1988- y si se considera que sólo el 55 por ciento de los nacimientos son atendidos por personal calificado, se puede concluir que para el año 2000, México tendría que duplicar su número de camas obstétricas. Las consecuencias económicas derivadas de la atención médica para solucionar estas demandas son considerables, por lo que se requiere de avance tecnológico para instrumentar medidas más costo efectivas para la atención al parto.
En México han ocurrido cambios en el perfil de mortalidad de la población. A través de estos cambios los teóricos han detectado un retraso en relación con lo esperado, en el desplazamiento de las enfermedades infectocontagiosas por los padecimientos crónicos degenerativos y las lesiones como principales causas de muerte, traslapándose estos tipos de padecimientos.
Asimismo, se presenta una polarización epidemiológica en la cual la población pobre y rural mantiene un esquema de morbilidad y mortalidad en donde la desnutrición y las infecciones son comunes, mientras que las ciudades se enfrentan de manera creciente a la mortalidad debido a enfermedades crónicas y lesiones. Además, han reemergido enfermedades erradicadas a consecuencia de la crisis económica y las políticas de ajuste. Esta situación ha dado lugar al desarrollo de un modelo de transición prolongado y polarizado.
A los incrementos en los costos derivados del aumento de enfermedades crónico-degenerativas, hay que añadir no sólo los costos en materia de curación y rehabilitación, sino también, los gastos en actividades de promoción de la salud. Además, dentro de las principales causas de muerte todavía se encuentran las enfermedades infecciosas, que denotan carencias elementales en las condiciones materiales de vida de la población, que seguirán compitiendo por los recursos escasos necesarios para solucionar problemas habitacionales, de saneamiento básico y de atención médica.
Los cambios en el perfil epidemiológico alterarán la demanda en todos los niveles de atención, y por ende, los recursos y tecnología para hacerles frente. Debido a que el aumento en la demanda y el aumento en los costos se hace en condiciones de escasez, se deberán tomar acciones que implican la redefinición de prioridades y el replanteamiento integral del manejo clínico, lo cual supone el desarrollo de una división del trabajo que incorpore activamente al primer nivel de atención en el monitoreo del paciente crónico.
Para 1990 la tasa de mortalidad infantil, según el sistema de registro vigente en México, fue estimada en 24.07 a nivel nacional. En los mismos términos, la tasa Hebdomadal (-7 días), fue de 7.8, la tasa neonatal (7-27 días) fue de 2.71 y la tasa postneonatal (28 días a 11 meses) fue de 12.4.13
En relación con la esperanza de vida, para 1990 se observó a nivel nacional una esperanza de vida de 69.69 años.
Por sexo, la esperanza de vida para el mismo año se consideró de 73.08 años para la mujeres y de 66.45 años para los hombres.
Finalmente, en relación con los aspectos relacionados con el saneamiento básico, se estima que el 24 por ciento de la población no cuenta con abastecimiento de un sistema formal de agua potable y que 50 por ciento carece de alcantarillado.
Fuente: Apuntes de Legislación de la Unideg