Émile Durkheim y la sociología
Émile Durkheim aportó numerosas contribuciones pioneras a la sociología, entre ellas su importante trabajo teórico sobre el suicidio. Hijo de un rabino, Durkheim (1858-1917) fue educado en Francia y Alemania. Se granjeó una excelente reputación académica y fue uno de los primeros profesores de sociología de Francia. Durkheim será recordado, sobre todo, por su visión de que el comportamiento debe entenderse dentro de un contexto social más amplio y no sólo en términos individuales.
Durkheim desarrolló una tesis fundamental para explicar todas las formas de la sociedad. Mediante el estudio intensivo de los Arunta, una tribu australiana, se centró en las funciones de la religión y descubrió el papel que desempeñaba la vida en grupo a la hora de determinar qué se consideraba religioso. Durkheim llegó a la conclusión de que, como sucede con otras formas de comportamiento grupal, la religión refuerza la solidaridad en un grupo.
Otro de los principales intereses de Durkheim era las consecuencias del trabajo en las sociedades modernas. Según él, la creciente división del trabajo en las sociedades industriales, a medida que los trabajadores se especializan, lleva a lo que él llama anomia. La anomia es la sensación de pérdida del rumbo en una sociedad cuando el control social del comportamiento individual se hace ineficaz. El estado de anomia se produce cuando los individuos han perdido su sentido de la determinación o la dirección a menudo durante un período de profundo cambio social. En una época de anomia, los individuos están tan confusos y les resulta tan difícil afrontar el nuevo entorno social que pueden llegar a limitarse a sus propias vidas.
A Durkheim le preocupaban los peligros que podían suponer para las nuevas sociedades industriales la alienación, la soledad y el aislamiento. Compartía con Comte la creencia de que la sociología debería marcar la dirección del cambio social. Defendió la creación de nuevos grupos sociales —mediadores entre el individuo, la familia y el estado— que facilitarían una sensación de pertenencia a los miembros de las sociedades grandes y despersonalizadas. Los sindicatos serían un ejemplo de estos grupos.
Durkheim no limitó su interés a un solo aspecto del comportamiento social. Más adelante veremos sus ideas sobre el crimen y el castigo, la religión y el lugar de trabajo. Pocos sociólogos han tenido una influencia tan decisiva en tantos campos de la disciplina.