Karl Marx y la sociología
Karl Marx tenía en común con Durkheim y Weber ese interés simultáneo por los temas filosóficos abstractos y la realidad concreta de la vida cotidiana. A diferencia de los otros dos, Marx era tan crítico con las instituciones que no pudo realizar una carrera académica convencional. Pasó la mayor parte de su vida exiliado fuera de su Alemania nativa.
La vida personal de Marx fue una lucha constante. Cuando se prohibió un escrito suyo, huyó a Francia. En París conoció a Friedrich Engels (1820-1895), con el que mantuvo una amistad durante el resto de su vida. Ambos vivieron una época en la que la fábrica iba sustituyendo paulatinamente a la granja en la economía de Europa y Estados Unidos.
En 1847, Marx y Engels asistían en Londres a las reuniones clandestinas de una coalición ilegal de sindicatos conocida como la Liga Comunista. El año siguiente prepararon una declaración de principios llamada El manifiesto comunista, en el que argumentaban que las masas de individuos que no tienen otro recurso que su trabajo (lo que ellos llamaron el proletariado) deberían unirse y luchar para acabar con las sociedades capitalistas.
Tras terminar El manifiesto comunista, Marx volvió a Alemania, de donde fue expulsado. Entonces se trasladó a Inglaterra, y allí continuó escribiendo libros y ensayos, viviendo en la más extrema pobreza. Empeñó la mayoría de sus bienes y varios de sus hijos murieron por desnutrición y por enfermedad. Sin duda, Marx era un extraño en la sociedad británica, un hecho que quizá haya teñido su visión de las sociedades occidentales.
Según Marx, la sociedad estaba dividida en dos clases con intereses encontrados. Al estudiar las sociedades industriales de su época, como la de Alemania, Estados Unidos e Inglaterra, percibió que la fábrica era el centro del conflicto entre los explotadores (los propietarios de los medios de producción) y los explotados (los trabajadores). Para Marx esa relación era inherente al sistema, es decir, el sistema de relaciones económicas, sociales y políticas mantenían el poder y la dominación de los propietarios sobre los trabajadores. Por consiguiente, Marx y Engels afirmaron que la clase trabajadora debía derribar el sistema de clases existente. La influencia de Marx en el pensamiento contemporáneo ha sido enorme. Sus obras inspiraron a quienes más adelante liderarían las revoluciones de Rusia, China, Cuba, Vietnam y otros países.
Aparte de las revoluciones políticas que generó, el pensamiento de Marx tiene una relevancia enorme. Marx destacó la importancia de las identificaciones y asociaciones de grupo que influyen en el lugar que el individuo ocupa en la sociedad. Este área de estudio es fundamental en la sociología contemporánea.