Perspectiva interaccionista
Los trabajadores que se relacionan en el lugar de trabajo, los encuentros en lugares públicos como autobuses y parques, el comportamiento en grupos pequeños: todos estos aspectos de la microsociología atraen la atención de los interaccionistas. Mientras los funcionalistas y los teóricos del conflicto estudian pautas de comportamiento a gran escala y en toda la sociedad, los teóricos que adoptan la perspectiva interaccionista hacen generalizaciones sobre las formas de interacción cotidianas para entender la sociedad en su conjunto. En los años noventa, por ejemplo, el trabajo de los jurados se convirtió en objeto de escrutinio público. Ciertos juicios prominentes acabaron en veredictos que dejaron asombrada a parte de la opinión pública. Mucho antes de que se hiciera habitual entrevistar a los miembros de un jurado después de un juicio, los interaccionistas trataban de comprender mejor los comportamientos en el reducido escenario de la sala de deliberaciones de un jurado.
El interaccionismo es un marco teórico en el cual los seres humanos viven en un mundo de objetos con significado. Esos «objetos» pueden ser cosas materiales, acciones, otras personas, relaciones e incluso símbolos. Dado que para los interaccionistas los símbolos son una parte especialmente importante de la comunicación humana, a veces este marco teórico se denomina perspectiva de la interacción simbólica. Los miembros de una sociedad tienen en común los significados de los símbolos. En Estados Unidos, por ejemplo, el saludo significa respeto, mientras que agitar los puños significa desafío. Otras culturas utilizarán signos diferentes para transmitir un sentimiento de respeto o de desafío. Estos signos con significado se consideran formas de comunicación no verbal en las que se pueden incluir muchos otros gestos, expresiones faciales y posturas.
Los símbolos en forma de tatuaje cobraron importancia en Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001. Los tatuadores de Manhattan se vieron desbordados por los encargos de diseños que tenían un significado simbólico para clientes de diferentes grupos. Los bomberos pedían tatuajes con los nombres de sus compañeros fallecidos, los policías pedían diseños que incorporaran el escudo del cuerpo, las personas que trabajaban en la Zona Cero pedían tatuajes con una enorme cruz de acero, lo que quedó de la estructura de las Torres Gemelas. Mediante símbolos como estos tatuajes, los individuos comunican sus valores y creencias a quienes les rodean (Scharnberg, 2002).
Mientras los enfoques funcionalista y del conflicto surgieron en Europa, el interaccionismo se inició en Estados Unidos. Se suele considerar que George Herbert Mead (1863-1931) fue el fundador de la perspectiva interaccionista. Mead fue profesor de la University of Chicago desde 1893 hasta su muerte. Su análisis sociológico, igual que el de Charles Horton Cooley, se centró sobre todo en las relaciones personales o en grupos reducidos. Mead se interesó por las formas más reducidas de comunicación, como son-risas, gestos y movimientos de cabeza, para intentar comprender la influencia que ejercía el contexto más amplio de un grupo o una sociedad en estas conductas individuales. Aunque sus puntos de vista eran innovadores, Mead sólo escribió algunos artículos, pero no publicó ningún libro. Fue un profesor muy conocido; de hecho, la mayor parte de sus ideas nos ha llegado por los apuntes de sus clases, que algunos alumnos editaron tras su muerte.
Erving Goffman (1922-1982) popularizó un método interaccionista concreto, conocido como el enfoque dramatúrgico, en el cual las personas se consideran actores de teatro. Este enfoque compara la vida cotidiana con el escenario de un teatro. Así como los actores proyectan ciertas imágenes, también nosotros intentamos mostrar ciertas características de nuestra personalidad y ocultar otras.