Máquinas eléctricas de corriente alterna rotativas

El gran desarrollo de la Electrotecnia obligó a generar e investigar cada vez más a fin de dar respuesta al creciente consumo de energía eléctrica.

Por la dificultad que ofrecía el transporte de corriente continua a grandes distancias, al contrario de lo que ocurría con la alterna, el mundo de la tecnología planteó un nuevo dilema, que era el de llevar a cabo el transporte de energía mediante corriente alterna y que se hacía en los centros de consumo con los receptores que hasta el momento funcionaban con corriente continua.

Galileo Ferraris encontró el principio de campo magnético giratorio, el cual sería de gran importancia en el futuro de las máquinas eléctricas de corriente alterna, y que posteriormente Dobrowolsky o Tesla utilizarían en aplicaciones prácticas.

Es en 1885 cuando Ferraris realiza experimentos con corrientes alternas independientes de igual intensidad y frecuencia, pero desfasadas entre sí, haciéndolas circular por devanados colocados sobre un bastidor.

De esta manera comprobó que en el espacio interior de este bastidor aparecía un campo magnético rotativo que denominó campo magnético giratorio porque se desplazaba a una velocidad angular que dependía de la frecuencia de la corriente que se utilizaba para generarlo.

Esto dio pie a que, en 1887, apareciera el primer motor de inducción de corriente alterna realizado por Nicola Tesla y a que, posteriormente, en 1889, Dobrowolsky presentara el motor experimental de corriente alterna trifásica con rotor en jaula de ardilla.