El proceso electoral
A lo largo de la historia, el poder solía estar depositado en manos de unos pocos (oligarquía) o en manos de una única monarquía.
Sin embargo, en una democracia liberal, el pueblo soberano detenta el poder. A través del proceso electoral, el pueblo delega ese poder en los representantes políticos que libremente elige.
Las elecciones legitiman la representación política y el gobierno. El proceso electoral cuenta con una serie de características:
– Es un sistema que permite una transferencia pacífica de cargos representativos, a la vez que regula la rotación en el poder.
– Es un sistema que canaliza las demandas de los ciudadanos a través de los programas de los diferentes partidos políticos. Esto permite a los ciudadanos elegir aquella opción que ofrezca más garantías para dar cumplimiento a sus peticiones En el proceso electoral, la sociedad deposita su confianza en el poder político que, a su vez, la transfiere a los partidos.
– Los partidos políticos son indispensables para que la democracia pueda existir. Ésta los recibe, ampara y estimula. Los partidos son uno de los protagonistas imprescindibles en el juego democrático.
– Es un sistema universal e integral que respeta las diferencias de sexo, raza, religión, lengua, propiedad, educación e ideología. Además, el proceso electoral promueve la competencia abierta al conllevar una pluralidad de candidaturas.
El primer país en ofrecer el sufragio universal y también permitir a las mujeres presentarse a elecciones para el parlamento fue Australia del Sur en 1902. Por tanto, el derecho de todas las personas a votar no acontece hasta el siglo XX.
– Es un sistema igualitario, porque no admite diferencias en los votos por cuestiones de carácter económico o social.
– Es un sistema directo, ya que no admite la introducción de escalones intermedios. Se trata de un proceso secreto donde se garantiza la libre decisión sin que exista presión de ningún tipo.