Operacionalización de conceptos

El proceso de operacionalización consiste en la transformación de conceptos y proposiciones teóricas en variables. En el extremo más abstracto de este proceso están los conceptos teóricos, y en el menos, los referentes empíricos directos o indicadores. Existen conceptos más abstractos, como el estrato social o la calidad del empleo, que se encuentran más alejadas del plano empírico, por lo cual es necesario realizar un proceso de operacionalización que permita identificar variables para representar a los constructos teóricos.

El proceso parte de la definición conceptual de los constructos teóricos, que luego permitirá señalar los criterios y operaciones que se deben realizar para abordarlos en el plano empírico, y así determinar si se está en presencia o ausencia del fenómeno al que hace referencia el concepto. De acuerdo con Sabino (1992), la operacionalización se define como el proceso que sufre un concepto, de modo tal que a él se le encuentran los correlatos empíricos que permiten evaluar su comportamiento efectivo.

La operacionalización de los conceptos supone una definición teórica y una definición operativa. Deben ser definidos en términos abstractos, por un lado, dándoles el significado general que se intenta dar a conocer y, por otro, en términos de las operaciones por las que serán representados en ese determinado estudio.

De esta forma, la definición teórica de los conceptos, y, posteriormente, la definición operacional o traducción en variables, garantiza que las mismas puedan ser evaluadas en la realidad. Por todo esto no hay investigación sin definición conceptual y operacional de los conceptos.

La definición nominal es la definición conceptual de los constructos teóricos. Explicita a qué se refiere el concepto en términos del marco teórico utilizado, en esta definición pueden aparecer relaciones con otros conceptos (Hernández Sampieri et al., 1991).

En esta etapa se realiza la definición teórica a través de la abstracción científica y se expresa en la definición de los términos básicos del marco teórico. Pero en tanto estas definiciones no relacionan directamente los conceptos con la realidad, para utilizarlos en un proceso de investigación empírica es necesario elaborar una definición operacional.

La definición operacional especifica cómo se sabe cuál es la manifestación empírica que se asocia a un concepto determinado en un proceso de investigación concreto. Las definiciones operacionales sirven de puente entre los constructos, las hipótesis, las proposiciones teóricas y la base observacional o las observaciones que realizamos. Ofrece conceptos empíricos para representar a los teóricos, es decir, permite observar y medir la manifestación empírica de los conceptos. Se realiza mediante un proceso deductivo que va de lo más general a lo más específico, descomponiendo el concepto en sus referentes empíricos. Siguiendo a Kerlinger (1996), una definición operacional consiste en asignar el significado a un constructo o variable, especificando las actividades u operaciones necesarias para medirlo.

A pesar de su importancia en el proceso de investigación, una definición operacional no expresa en su totalidad el fenómeno al que alude el concepto. Es fundamental que exista una coherencia entre la definición conceptual y la definición operacional. Esta debe derivarse de la primera. La calidad de las definiciones operacionales depende del grado de conocimiento del concepto que tenga el investigador y de la disponibilidad de los instrumentos de medición a utilizar. Es preciso destacar que aunque se parta de una misma definición conceptual, generalmente se tienen varias definiciones operacionales (o formas de operacionalizar un concepto). Cuando se tienen varias alternativas para definir operacionalmente un concepto, se debe elegir la que proporcione mayor información sobre él, capte mejor la esencia del mismo y sea más precisa (Hernández Sampieri, 1991).

Fuente: Metodología de la investigación en Ciencias Sociales, Apuntes para un curso inicial de la Universidad de la República