La paralingüística
Es parte del estudio de la comunicación humana que se interesa por los elementos que acompañan a las emisiones propiamente lingüísticas.
Aspectos de la paralingüistica
El tono de la voz, que puede modularse mediante la tensión de las cuerdas vocales, es un factor que relaciona el sentimiento y la expresión que empleamos, esto es, lo que sentimos y lo que verbalizamos.
Se distinguen tres tonos al hablar:
– Ascendente: expresa duda, indecisión o interrogación.
– Descendente: transmite firmeza, determinación y confianza.
– Mixto: sugiere ironía y sarcasmo.
El ritmo es la fluidez verbal con la que se expresa una persona o, lo que es lo mismo, el número de palabras por minuto que dice.
Para que nuestro mensaje sea entendible, se debe emplear un ritmo de entre 100 y 150 palabras por minuto.
Por encima de las 200, se dice que una persona es taquilálica, habla muy deprisa y por tanto podemos tener problemas para comprenderla, mientras que por debajo de 100 es bradilálica su ritmo es muy lento y puede aburrir.
Volumen
El volumen de la voz se relaciona con la intensidad con la que hablamos. Lo empleamos para poner énfasis, regular e incluso alterar un proceso de comunicación, un volumen bajo nos indicará timidez, sumisión o tristeza.
Por el contrario, un volumen alto transmite autoridad, seguridad en uno mismo o dominio de una situación.
Silencios
Los silencios son pausas realizadas en la comunicación verbal. Hay ocasiones en que es necesario no decir cosas para poder expresar otras. Los silencios se pueden interpretar de forma positiva o de forma negativa.
Distintas de los silencios son las pausas: se trata de paradas que efectuamos en la comunicación verbal mediante las que podemos invitar a nuestro interlocutor a que tome la palabra o enfatizar lo que estamos comunicando.
Por el contrario, los suspiros, que constituyen una forma especial de silencio son inspiraciones profundas continuadas por una expiración audible que expresa pena, alivio, fatiga, deseo, etc.
El timbre
El timbre de voz es el registro que nos permite distinguir a una persona de forma inmediata. Por ejemplo, si conocemos el timbre de voz de alguna persona cercana a nosotros, en el momento en que la oigamos, aun sin verla, pensaremos «Por ahí viene (esa persona)».
Se suelen distinguir cuatro grados de timbres:
– muy bajo,
– medio bajo,
– alto o muy alto.