Evaluación clínica de la regurgitación
La historia y el examen físico pueden proporcionar evidencia de enfermedad ajena al tracto gastrointestinal (aparato respiratorio, enfermedades metabólicas, infecciones, etc.). Los factores de riesgo para el desarrollo de Enfermedad por RGE incluyen: prematuridad, retraso del desarrollo psicomotor, y anormalidades congénitas de orofaringe, tórax, pulmones, sistema muscular, sistema nervioso central y tracto digestivo.
Las evidencias de: hematemesis, sangre fecal, dificultad para deglutir, anemia (más allá de la anemia «fisiológica»), deberían sugerir prontamente una evaluación para Enfermedad por RGE, en ausencia de evidencia de otra enfermedad asociada.
La desnutrición no se ve en el lactante normal con regurgitación habitual como expresión del RGE, (ya que el mecanismo de regurgitación suele deberse a distensión del estómago, a causa de la ingestión de volúmenes elevados de leche en niños con buen estado nutricional).
Por ello, si se encuentra compromiso nutricional en presencia de una historia de vómitos/regurgitaciones habituales, debería descartarse una enfermedad subyacente (anomalías congénitas del tracto digestivo, enfermedades metabólicas, fibrosis quística, enfermedad celíaca, infecciones, aumento de presión intracraneana, etc.)
Si la regurgitación persiste más allá del primer año de vida, un estudio radiográfico de la anatomía del tracto digestivo superior es apropiado para evaluar una malrotación u otras anormalidades anatómicas (si es que no hubiera sido hecho antes como parte de una evaluación para la posibilidad de una Enfermedad por RGE).
Fuente: Manual de pediatría por Dr. Paul Harris, Dr. Francisco Larraín y Dr. Ernesto Guiraldes de la escuela.med.puc.cl