Masaje de las piernas

El masaje de las piernas es beneficioso, tanto para las personas activas como para las sedentarias, porque activa la circulación llevando sangre y nutrientes a las piernas, ayudando a prevenir las várices. Al masajear las piernas tenga cuidado con las zonas huesudas como los tobillos y las rodillas. Si la persona que recibe el masaje presenta venas varicosas, sea cuidadoso con el masaje; éste debe hacerse con suavidad, evitando las técnicas de amase y golpeteo, y nunca presione directamente sobre una vena.

– Inicie el masaje colocando una mano sobre el tobillo, una delante de la otra. Frote hacia arriba todo el frente de la pierna; presione ligeramente con la base o pelota de las manos.
– Frote hacia afuera abriendo sus manos en forma de abanico en la parte superior de los muslos y luego deslice hacia abajo por los costados. Repita de 4 a 6 veces.
– Friccione hacia arriba los lados de la pierna presionando con la base de la mano; luego deslice suavemente de regreso al tobillo. Repita 4 a 6 veces.
– Sostenga el tobillo con una mano y con la otra amase el músculo de la pantorrilla, apretando y aflojando la carne entre la palma y los dedos. El amase del músculo debe hacerse presionando hacia arriba y afuera. Trabaje toda la pierna gradualmente y al llegar a la rodilla relaje la presión y deslice frotando con suavidad hacia abajo, hasta el tobillo. Repita unas dos veces y luego cambie de mano para trabajar el otro lado de la pantorrilla. Repita todo el proceso en la otra pierna.
– El masaje cruzado ayuda a relajar los músculos tensos de la pantorrilla. Nunca lo haga en piernas que sufran de várices. Realícelo colocando sus manos alrededor de la pierna, con los pulgares al frente y los dedos restantes a los lados. Deslice sus dedos (friccionando) alrededor de la pantorrilla en dirección transversal, manteniendo la totalidad de la mano en contacto con la piel. Afloje la presión y regrese deslizando suavemente.
– Flexione la pierna para frotar la parte posterior del muslo. Friccione firmemente hacia el cuerpo y deslice con suavidad hacia la rodilla.
– Coloque sus manos en la parte alta del muslo, con los dedos enroscados a los lados. Friccione el muslo en forma cruzada.
– Tome la parte posterior del muslo entre el pulgar y el resto de sus dedos y apriete medianamente. Friccione toda la pierna varias veces.
– Para masajear la rodilla, sosténgala con sus dedos y comience con sus pulgares cruzando justo debajo de la articulación. Friccione suavemente los lados de la rodilla en sentido ascendente, con un pulgar a cada lado, pero uno más adelantado que el otro. Deslice los pulgares hacia abajo, cada uno por el lado contrario al que venía, de manera que ambos realicen un círculo completo alrededor de la rodilla. Luego presione en pequeños círculos concéntricos con los pulgares toda el área de la rodilla, sujetándola por detrás con los dedos restantes.
– Friccione suavemente detrás de la rodilla con sus dedos. Trabaje hacia arriba en dirección al cuerpo. Luego realice movimientos rotativos.
– Friccione firmemente a los lados del muslo, comenzando con sus manos a cada lado de la rodilla. Para mayor profundidad aplique presión con la base o pelota de la mano. Por ser un área carnosa, el muslo permite un buen amase.  Trabaje profunda y fuertemente en el lado de afuera del muslo, dónde el músculo es largo; luego amase el lado interno pero con más suavidad.
– Coloque sus manos a cada lado del muslo, con los dedos apuntando en dirección contraria a usted. Empuje las manos hacia arriba, deslice por la cara superior del muslo y baje por el otro lado; las manos trabajan en forma alternada. Trabaje el muslo a todo lo largo comenzando encima de la rodilla.
– Con el puño flojo golpee suavemente la cara externa del muslo. Mantenga sus muñecas muy flexibles para que el movimiento de rebote sea ligero. Nunca lo realice sobre moretones o venas varicosas.
– Finalice el masaje de la pierna de igual forma que el del pie.

Fuente: Basado en el manual de estética y cosmetología de Nellys Gil de Zalaya