La relación fondo y figura en el contraste
Habitualmente nuestro campo visual se compone de elementos heterogéneos, de objetos de diferente forma, tamaño, color, etc. con el propósito de perfeccionar nuestra comprensión de la estructura del campo visual, tendemos a organizar los elementos que lo integran en dos grupos opuestos: los elementos positivos que se perciben como figuras y los elementos negativos que proporcionan un fondo para las mismas.
La percepción y comprensión que tengamos de una composición dependen de la interpretación que demos a la interacción visual entre los elementos positivos y negativos situados en el campo.
Ejemplo: las letras pueden verse como figuras oscuras en contraste con el fondo blanco del papel, y es así como podemos captarlas dispuestas según palabras, frases y párrafos. La letra “a” se capta según figuras, no basándonos en su reconocimiento como letra del alfabeto, sino también a la diferenciación de su contorno, al contraste existente con el fondo y a su localización, que la aísla de su contexto. Conforme la letra aumenta de tamaño, otros elementos entran en juego y atraen nuestra atención.
En ocasiones resulta tan ambigua la relación entre las figuras con su fondo que su identidad particular puede desviarse hacia las primeras o hacia el segundo casi simultáneamente.
Debemos aceptar que, en todo caso, las figuras, los elementos positivos que atraen nuestra atención, no podrían existir si no fuera por el contraste existente con el fondo. Por consiguiente, las figuras y su fondo son algo más que meros elementos contrapuestos. Conjuntamente integran una realidad inseparable, una unidad de contrarios y así constituyen también la realidad de toda propuesta gráfica.
La bidimensionalidad como sistema de planos frontales está representada en su forma más elemental por la relación de fondo – figura. Aquí no se tienen más que dos planos, uno de ellos ha de ocupar más espacio que el otro; la parte directamente visible del otro tiene que ser más pequeña y estar delimitada por un borde. Uno de ellos se sitúa delante del otro; uno es la figura y el otro es el fondo.
Cuando por medios gráficos se intensifica la densidad de la textura, la situación de figura y fondo creada por el contorno puede verse:
Si el campo se compone de dos áreas separadas por una división horizontal, la inferior tiende a ser vista como figura ya que se relaciona con la situación típica del mundo material, donde los árboles, las personas, las montañas, etc., se perciben a menudo en las que el fondo, por ejemplo el cielo o la pared, ocupa más o menos la parte superior del campo.
El diseño reviste un interés particular por mostrar el hecho de que la convexidad favorezca la figura y la concavidad el fondo. Si se miran las protuberancias,a será más claramente un agujero y b una mancha sólida sobre el fondo. El fenómeno de fondo y figura no es una mera cuestión de ubicación espacial estática, sino que entraña una diferencia de dinámica; en a la figura circundante se cierra activamente sobre el agujero central desde todos los lados; en b , la roseta central se expande vigorosamente sobre el fondo.
En el siguiente ejemplo, la figura puede ser vista como un disco colocado sobre una base cuadrada, que a su vez descansa sobre el fondo; o bien, puede ser percibida de manera más estable como un cuadrado con una abertura circular.
Fuente: Taller de diseño gráfico blanco y negro de la Universidad de Londres