Cólicos en el paciente pediátrico
Los lactantes que lloran durante horas, día tras día, y sin una razón obvia causan comprensible preocupación y alarma a sus padres, familias y cuidadores. El término que se usa para rotular a estos episodios de llanto es el de cólico infantil, entidad que afecta al 15 a 25% de todos los lactantes en los primeros 3 a 4 meses de vida.
La definición más aceptada de cólico del lactante, (la de Wessel), es la que lo caracteriza como episodios paroxísticos de llanto e irritabilidad que duran más de tres horas al día, por más de tres días a la semana y que se han presentado por lo menos durante tres semanas. La mayoría de los expertos limita el término a los episodios que se presentan en aquellos lactantes sanos en los cuales no hay causas orgánicas discernibles a las que pudiera atribuirse la etiología del cólico.
Por mucho tiempo se pensó que el cólico era un trastorno gastrointestinal, debido a los comportamientos que se asociaban con estas crisis de llanto (abdomen distendido, «expresión de dolor«, levantar las piernas sobre el abdomen y eliminación de gases por recto) y porque existían informes anecdóticos de que el llanto se producía cuando las fórmulas eran cambiadas o cuando el lactante era cambiado de pecho a fórmula.
Las entidades anormales identificables – gastroenterológicas o de otra etiología – dan cuenta de menos de un 5% de los lactantes con cólicos. Por ello, en la gran mayoría de los lactantes con cólicos, estos episodios de llanto son muy probablemente explicados por diferencias individuales en los procesos de desarrollo, y son, por tanto un evento normal de la infancia (especialmente en los primeros tres meses de vida.) En este contexto es importante recordar que:
– Todos los lactantes normales lloran y la mayoría de los lactantes lloran más en los tres primeros meses de vida que en cualquier otra etapa de su vida.
– La duración y número de episodios de llanto varían de individuo a individuo; algunos lactantes consistentemente lloran más en todos los períodos del día y por períodos muchos más largos que otros.
– El lactante que llora tiende a seguir una curva característica, esto es, el llanto aumenta en los primeros dos a tres meses y disminuye alrededor de los 4 a 5 meses, siendo ello igualmente verdadero en lactantes con y sin cólicos, en culturas con distintos estilos de cuidado infantil, en lactantes de término y pretérmino, y en lactantes que reciben cuidados parentales adecuados o no.
– Todos los comportamientos usualmente considerados para definir un «síndrome de cólico» (llanto prolongado, expresión de dolor, etc) son también característicos del llanto de lactantes considerados sanos y sin cólicos, excepto que en los que llamamos cólicos son más intensos, ocurren por un período de tiempo más largo, u ocurren más frecuentemente.
Finalmente, debido a que enfermedades poco frecuentes se pueden presentar como cólicos, es difícil para el padre y para el pediatra determinar cuando el llanto es debido a una enfermedad. Consecuentemente, el desafío para el pediatra es identificar y tratar aquellos pocos lactantes que tienen algún cuadro mórbido y ser de utilidad a la enorme mayoría de padres en los cuales el llanto de su hijo no es causado por enfermedad, ayudándolos y no complicarlos aún más, o, peor aún: causar algún tipo de iatrogenia.
Fuente: Manual de pediatría por Dr. Paul Harris, Dr. Francisco Larraín y Dr. Ernesto Guiraldes de la escuela.med.puc.cl