Introducción a la ortopedia pediátrica
Motivo de preocupación para los padres son los trastornos ortopédicos o traumatológicos que presentan sus hijos. Esto se traduce en una causa frecuente de consulta. Un pilar fundamental para el tratamiento adecuado de la patología ortopédica lo constituye el diagnóstico precoz.
Es por esto que es muy importante que el pediatra sepa reconocer adecuadamente la patología, diferenciarla de los hechos fisiológicos que ocurren durante el crecimiento del niño y derivar a éste tempranamente, cuando corresponda, al especialista.
La anamnesis debe contener información sobre el embarazo, parto, desarrollo psicomotor, inicio de la marcha, motivo de consulta, antecedentes familiares, ingesta de medicamentos. Si el paciente presenta dolor se debe especificar el lugar anatómico de éste, forma de aparición y características.
El examen físico debe ser completo, con el niño sin vestimentas. Se debe inspeccionar la marcha, valorar los rangos de movilidad articular, palpar zonas de dolor, buscar presencia de derrame articular y comprobar la estabilidad de la articulación.
Finalmente, hay que completar el estudio con exámenes complementarios, como radiografías, que constituyen el primer paso en un estudio óseo.
Éstas se deben realizar en al menos 2 planos y en forma comparativa, cuando corresponda. Otros métodos de imágenes utilizados en el estudio de patología ósea son la tomografía axial computada, la resonancia magnética, el cintigrama y la ecografía.
Dependiendo del cuadro clínico y el caso individual los exámenes de laboratorio más usados son el hemograma, la velocidad de sedimentación y, en algunas ocasiones, la proteína C reactiva.
Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Roberto Raimann Ballas de la escuela.med.puc.cl